América

Sevilla

«Mi madre me dijo: ‘Tú a quién sales' y mi padre: ‘Vete a Cádiz se vive dos veces'»

Teófila Martínez cita a América esta semana en la Cumbre de Jefes de Estado tras visitar los países de habla hispana en una ruta que le ha llevado diez años 

«Mi madre me dijo: ‘¿Tú a quién sales?' y mi padre: ‘Vete a Cádiz, se vive dos veces'»
«Mi madre me dijo: ‘¿Tú a quién sales?' y mi padre: ‘Vete a Cádiz, se vive dos veces'»larazon

Teófila Martínez siempre tiene prisa, teme emborracharse bebiendo coca-cola y sigue una dieta de tortilla, que come en su despacho del Ayuntamiento de Cádiz, bajo la advocación del dios Hércules. Su equipo le va rellenando en escritura automática un par de agendas, pican fechas, le marcan caminos y ella, que ayer iba por la ciudad azul con unas gafas de sol, un fular en el cuello y un barbour negro como recién llegada del muelle, ya ha dicho más de una vez: «Vosotros seguid apuntando compromisos que yo no sé si voy a estar viva mañana».
Ésta es la historia de una persecución, de una entrevista que fue buscando a la alcaldesa más votada del país por el dédalo gaditano de «puertatierradentro»: vísperas de la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de Iberoamérica. Como todo es saber esperar, nuestro «sherpa» nos citó en la tasca de vinos finos «La Sorpresa», con un cubo de mojarras y una caña de pescar a la entrada y, dentro, banderines, escudos y la clasificación «actual» del Cádiz C.F. entre botas de blancos y manzanillas.

Bullía la mañana en Cádiz, ahora «tacita de placa», porque con el añazo del Bicentenario se van subiendo los nombres a las paredes y la inmortalidad que antes se ganó el capitán de navío Churruca por servir en Trafalgar, hoy se la ganan otros con este reverdecer americano.
Esta semana llegan a Cádiz los jerifaltes de las tierras que eran España hace «apenas» un par de siglos; la realeza y sus herederos y el Gobierno en pleno. Y la alcaldesa parece que se fue a decírselo uno a uno a todos los vecinos.

Tiestos de lunares

En busca de Teófila atravesamos el barrio de la Viña, un álbum de cromos con pescaderos, pimpis, el Piti, un cantaor extraviado con un jersey color vino tinto, el de los cupones, comparsistas, contratistas honradísimos, reporteros cofrades y un ciego guiado por su perro. Alcanzamos la calle de la Palma, haciendo el paseíllo entre los veladores con manteles de papel, donde el dueño de un bar acuñó el eslogan de que los pescados que él vendía eran tan buenos que todos habían salido antes como «extras» en los documentales de Cousteau. En este bulle-bulle de tiestos de geranios pintados con lunares y vasos de mediodía, Téofila aparece y se sienta en una banqueta alta del cruce de Corralón de los Carros, a las puertas de Casa Manteca. Y ríe, sin darse importancia, al recordarle que una delegación de un partido americano quiso ficharla para captar el voto latino en Estados Unidos. «Hemos viajado, como un relámpago, en jornadas cortas, a todos los países que recibiremos en la Cumbre. Las relaciones culturales y afectivas han ido creciendo durante más de diez años y ahora Cádiz será el centro de las dos orillas en unos días irrepetibles».

Se agarra al trabajo para resistir la vida, asegura que «no tengo Twitter que Twitter me tiene a mí», en Facebook le falta la mirada de la gente: las nuevas tecnologías han jubilado a un viejo teléfono móvil, se estropeó el auricular y ahora anda como en un curso de reciclaje atropellado.

La salud de los montañeses es legendaria, aquellas amas de cría que iban de Vega de Pas a la Corte para amamantar a los Borbones y la vida viajera, la busca, que salía desde el puerto de Santander a hacerse indiano en América. «Cádiz es una mezcla tan diversa. Aquí rascas y hay sangre holandesa, italiana,... Alfonso X el Sabio repobló estas tierras con trescientas familias . Viajando a Chile, mi marido, que tiene la familia en Argentina, se levantaba después de haber soñado, una y otra vez, con fundos, vacas y prados».


El mar
«El Beni decía que desde Cádiz era más fácil llegar a América que a Madrid. Y con la imaginación creo que puede ser. En Cádiz todo es mar y luz. Siempre asoma el mar. Nuestras avenidas son agua y después del Atlántico se adivina, por el peso de la historia y los viajes, América. La Cumbre es una gran visita de vecindad». Según sentencia de Rafael Duarte, que viene aquí al caso, «la historia es agua si la mar es tiempo».

En una ocasión, Martínez llegó a decir al entrevistador «Tú crees que yo soy alcaldesa de Méjico Distrito Federal»; «Bastante es ya Cádiz», contestamos modestamente entonces. «Mi padre –cuenta íntima Téofila– siempre dijo que había que vivir en Cádiz porque aquí se vivía dos veces, que la luz era más intensa que en ningún otro lugar del mundo» «¿Y su madre, le decía algo su madre?, preguntamos. «Mi madre lo que me decía, era, pero, tú, ¿a quién sales?».