Barcelona
Max: el punk no ha muerto
El Instituto Cervantes recorre la obra de uno de los dibujantes clave del tebeo español en la exposición «Panóptica. 1973-2011»
Asomarse desde una perspectiva cómoda a la obra de Max permite asimilar del tirón varios capítulos de la historia reciente del cómic. No sólo del español, en la que el dibujante es una figura clave de las últimas cuatro décadas, sino también, por absorción y reflejo, del cómic mundial: en los inicios de Max está de forma confesa Crumb y Shelton; en su desarrollo, inevitablemente Art Spiegelman; y en su madurez, paradójicamente, y aunque con una depurada técnica imbuida de las mejores lecciones del diseño contemporáneo –líneas per- feccionadas, trazos redondeados, coloreado homogéneo y llamativo–, un viaje a las enseñanzas de los clásicos de Bruguera, a la línea clara de Hergué e incluso a maestros del manga como Otomo y Tezuka.
El momento pujante del tebeo
Esa cómoda perspectiva la facilita el Cervantes con una exposición novedosa (es la primera que la sede madrileña dedica a un autor de cómic en solitario) e imprescindible, producida por el MuVIM y organizada con esmero por Marta Sierra. Ayer la presentó Max, acompañado por la comisaria y el director del Cervantes, García de la Concha, quien lo calificó como «un referente de la ilustración y la historieta que ha modernizado el lenguaje del cómic» y habló del pujante momento del tebeo y la novela gráfica españoles: recordó que el Salón de Angulema acaba de dedicar una retrospectiva a nuestros creadores y que «Arrugas», adaptación del cómic de Paco Roca, acaba de ganar dos Goya. La muestra, a través de 200 piezas (bocetos, páginas, carteles...) remite a una visión completa de la obra de Francesc Capdevila, verdadero nombre de Max (Barcelona, 1956). Una visión estructurada por décadas, como si se hubiera reinventado con exactitud en paralelo al calendario, aunque «hubo décadas más gamberras y divertidas, y otras más serias, pero todas tienen un mismo hilo detrás». «Mis influencias son, sobre todo, literarias: leer me permite evadirme». Shakespeare, Lovecraft, Borges, Dy- lan Thomas, Poe, Cirlot... Aparece temprano y se repetirá en su obra un protagonismo de cierto misticismo: bosques, brujos, caballeros, esqueletos, como un carnaval medieval.
Se ve ya en su primera etapa, los 70, la más marcada por el «underground» norteamericano, pero ya con señas propias de identidad, que ven nacer a su ¿alter ego?, el cuervo de «Gustavo». En los 80 llegó la Movida: el punk no sería lo mismo sin «Peter Pank», serie icónica, y sin entregas como «El licantropunk», cargadas de esa desinhibición definitorios de la época: Campanillas con los pechos al aire, navajas encendidas y mucha actitud. «Fue mi gran éxito, aún no lo superé», suelta sobre «Peter Pank». No le hace falta, como demuestra en su trayectoria, «me interesa ir hacia adelante». Aunque eso no le impida sentir nostalgia: «"El Víbora"fue mi escuela, ahí es donde realmente todos aprendimos», dice sobre la revista que ya murió. En esos años también empezó a colaborar en portadas y otros proyectos de grupos como Radio Futura. Los 90 fueron oscuros: crea «Monólogo y alucinación del gigante blanco» y la guerra de Bosnia le inspiró una historia de la que surge una revista, «Nosotros somos los perros», que duró siete años de intermitencia creativa con Max como editor. O «La muerte húmeda», «mis pinitos con el cómic filosófico fantástico, como lo llamo, mi seña de identidad». Lo dice por su posterior «Bardín»: «De todos mis personajes me cansé, pero de éste, no: es experimentación vanguardista en el cómic, con muchas dosis de las vanguardias del siglo XX. Yo digo que es humor metafísico».
De los buenos, los mejores
La exposición recoge fotos impagables: en una de 1981 se ve al «staff» de «El Víbora» con Max, Nazario, Mediavilla... En otra, en 1986, posa otro abultado grupo con el editor Josep Toutain y el maestro Vázquez, el autor del agente Anacleto y Las hermanas Gilda, a las que Max homenajeó a su manera en «Punkarcito» (versión libérrima y ochentera de la revista «Pulgarcito»). Más fotos: Max con su amigo Pere Joan, en 1983; y con un destacado ramillete de autores franceses, entre ellos, Julie Doucet y David B., en 2000. Las siguientes instantáneas interesantes llegarán en breve: el programa de la exposición reunirá en el Cervantes, en tres mesas redondas, a grandes nombres de nuestro cómic junto a escritores y periodistas: Santiago Valenzuela, Mireia Pérez, Max y pere Joan (29 de febrero); Felipe Hernández Cava, Bartolomé Seguí, Antonio Altarriba, Kim y el editor Fernando Tarancón (21 de marzo); y Pepo Pérez, Paco Roca, Cristina Durán, Miguel Ángel Giner y Miguel Gallardo (12 de abril).
- Cuándo: desde hoy hasta el 13 de mayo.
- Dónde: Instituto Cervantes. Alcalá, 49. Madrid.
- Cuánto: entrada gratuita.
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