Pinto

Barça el otro por Julián García Candau

La Razón
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El Valencia ejerció de efecto gaseosa. En los primeros quince minutos del partido gastó toda su fuerza. Tuvo dos ocasiones de gol y no las aprovechó. Luego comenzó a equivocar las labores defensivas y le regaló el gol a Cesc. Se distrajeron los centrales y Alves ni salió ni se quedó debajo del larguero. Hizo lo peor y le costó el gol. Luego, el portero valencianista salvó tres tantos. Compensó. En la segunda parte el gas le duró más, pero le faltó acierto en el remate. Emery, que nunca le ha ganado al Barcelona, se empecinó en mantener en el campo a Feghouli y éste acabó expulsado. Poco después, Xavi remató la función. Instantes antes Aduriz hizo la gran jugada y a la hora de rematar resbaló.

Al Valencia se le fue la fuerza mental al encajar el gol. Rami se dispersó, Banega estuvo confuso, Feghouli obtuso y Víctor Ruiz dubitativo y fuera de sitio. La defensa valencianista no sabe despejar, se entretiene dentro del área en toques inútiles y ante la duda pone en compromiso a su guardameta. La zaga valencianista dio oportunidades al ataque azulgrana. Abandonada la presión y perdido el balón en los pies barcelonistas el resultado final se preveía. El Bar-ça tampoco creaba grandes jugadas aunque Messi fallara jugadas impropias de su calidad.

Jordi Alba y Aduriz desaprovecharon la oportunidad del empate al permitir el lucimiento de Pinto. A la desesperada acabó dominado. El Barça no está en su mejor momento, resulta evidente, y el Valencia, tampoco. Guardiola recurrió a Iniesta, al final del partido, para demostrar que los lesionados barcelonistas son como Lázaro.