Libros

Vietnam

«Los anuncios de contactos son perversos»

Lydia Cacho
Lydia Cacholarazon

-Cada año más de un millón de personas son sometidas a la esclavitud sexual por las mafias de trata. Y la cifra seguirá subiendo...-Probablemente. Se ha generado y publicitado la cultura de la «cosificación» del cuerpo. Y también de la compraventa de la sexualidad sin considerar la humanidad de las personas implicadas. -Orientales que buscan prostitutas de países del Este, europeos que quieren acostarse con latinas... ¿Se busca el exotismo?-Sí, y están dispuestos a pagar más. Es lo mismo que usted haría para comprar en España, una piña africana. Sólo que hablamos de mujeres y niñas que están catalogadas: por ejemplo, las colombianas son más calientes y las dominicanas más sumisas. -El libro es duro, pero usted lo ha vivido. ¿Cuál ha sido la peor situación?-En Vietnam. Salía de un refugio de acogida donde acababa de llegar una niña a la que obligaban a prostituirse. Nos decía: «Estoy bien». A unos pocos metros, a la puerta de un casino, una limusina anunciaba: «Ofrecemos niñas pequeñas», con las letras en rosa y una florecita al lado... ¡Terrible!-¿Le han ofrecido comprar alguna niña?-Sí, también en Vietnam. En un poblado me vendían a una, es más, podía escogerla. Luego tendría que tratar con el mafioso, un japonés que por 1.000 dólares americanos, me daría los papeles totalmente legales. -Y también los anuncios de contactos...-Es una perversidad esa doble moral. Mientras se escriben artículos de trata, en otras páginas se están vendiendo seres humanos. Es como echarle más gasolina a las mafias. -¿Y si legalizamos la prostitución?-Es peligroso tomar una postura radical. La evidencia me dice que la legalización puede abrir las puertas a las mafias y promover aún más la esclavitud. Sé que no es un discurso que asuman la izquierda, que se siente súper progre, y algunas feministas, y me duele decirlo porque lo soy. Les recomendaría que se levantasen y viesen la realidad. -Por su anterior libro, «Memorias de una infamia», fue encarcelada. ¿Y ahora?-El otro día atacaron el refugio que tengo para mujeres víctimas de la violencia. No sabemos si era la Policía o sicarios de la mafia. Sí, estoy amenazada de muerte. -¿La principal conclusión de su libro?-No hemos superado un tabú. -¿Cuál?-Todavía muchas mujeres creen que para poder ser libres tienen que ser prostitutas.

 

Con firma propiaProfesión: periodista y escritora.Nació: en 1963, en Ciudad de México.Por qué está aquí: presenta el libro «Esclavas del poder» (Editorial Debate).