Drogas
Moral farisea por Sergio ALONSO
Agotados ya los estertores provocados por la nueva Ley Antitabaco, conviene hacer un alto en el camino para desbrozar, en medio de tanto humo mediático, la verdadera política de Salud Pública desplegada por el Gobierno. Lamentablemente, los resultados obtenidos resultan desalentadores.
Y no sólo por los vaivenes legislativos que se han registrado en la lucha contra esta adicción. Ni por el riesgo de que el veto al cigarro en bares y discotecas agigante las dimensiones de los botellones en pueblos y ciudades, acelerando así el inicio en el consumo de alcohol de la población más joven.
Tampoco por el hecho de que la norma establezca una paradójica suerte de manga ancha, al expandir los puntos de venta de cajetillas a lugares en los que antes estaba vetada su comercialización.
El Gobierno falla en Salud Pública porque practica una doble moral, una moral farisea, al hostigar por un lado el humo del tabaco mientras se afana por recaudar más con este producto para salvar las mal gestionadas arcas públicas. El Ejecutivo asegura actuar en defensa de la salud de los españoles, pero nada hace, por ejemplo, contra el alcohol, un mal endémico al que se aproximan cada vez con más frecuencia los menores de edad. Y está fracasando igualmente en la lucha contra las drogas. Resulta curiosa la acometida contra los cigarrillos mientras feudos antaño socialistas alababan el consumo del cannnabis y mientras la cocaína circula sin control por los principales canales de distribución que fluyen hacia los menores
de 40 años.
Por mor de Elena Salgado, Trinidad Jiménez y ahora Leire Pajín, el consumo de cigarros está restringido; desgraciadamente, no ocurre lo mismo con otras sustancias más peligrosas ante las que el Ejecutivo practica su política de manga ancha. Esperemos que la nueva ley reduzca el número de fumadores, porque con la primera aumentaron.
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