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Cordero a la húngara

La Razón
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Cortad en rodajas una docena de grandes cebollas españolas, añadir un trozo de mantequilla según la cantidad de cebollas; hacer una salsa rubia con un poco de harina, la mantequilla y las cebollas. Es importante que la cebolla se dore, pero no se queme; añadir un ramillete de hierbas surtidas, salpimentar, añadir un buen pellizco de pimienta roja húngara, a falta de lo cual se puede echar un poco de pimienta de Cayena; mientras tanto habréis cortado el costillar de cordero en trozos del tamaño de una tableta de chocolate y los habréis frito en mantequilla fresca.

Cuando esté hecho echad sobre el cordero y la mantequilla el contenido de la cacerola donde habéis hecho la salsa rubia con cebollas y hierbas. Dado que las cebollas sólo se cuecen si están humedecidas con agua o caldo y que, mezcladas con la mantequilla sólo se dorarían, echad, cada cuarto de hora, un cuarto de vaso de buen consomé; dejad hacer a fuego lento cinco cuartos de hora y servir. Es uno de los mejores platos que haya probado en Hungría.