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Torre Iberdrola
La nueva sede de la empresa reduce un 40% el consumo de agua.
Los Reyes acaban de inaugurar en Bilbao la Torre Iberdrola. La imponente estructura, nuevo ícono de la eléctrica, no sólo se erige como punto destacado en el «skyline» de la ciudad en la ribera del Nervión, sino que se convierte en el edificio más alto del País Vasco y uno de los más altos de España, con sus 165 metros de altura y 41 plantas.
El techo nacional lo marcan los 250 metros de la torre Caja Madrid del complejo Bussines Area de la capital, pero seguimos muy lejos de dominar el ranking de la construcción en altura. Según el último estudio publicado por el CTBUH (Council on Tall Buildings and Urban Habitat), China es quien define el ritmo del siglo XXI, con 23 rascacielos de más de 200 metros terminados en 2011 y la friolera de 180 nuevos proyectos en construcción (los más generosos afirman que cada cinco días se termina un rascacielos en el país asiático). Junto a Emiratos (16), Panamá (10 y Qatar (8) continuará jugando el papel predominante en las alturas, desbancando a Europa y a EE UU, que marcaban tendencia allá por los 90.
El prestigioso arquitecto argentino César Pelli, de la firma Pelli-Clarke-Pelli, entraba en la torre con motivo de la inauguración. Para la nueva sede de la compañía eléctrica, el arquitecto se sirve de las señas que le identifica; la piedra, el metal y el cristal y hace una clara apuesta por la eficiencia energética y la altura (una forma de aumentar la densidad en la ciudad). De hecho la torre está registrada y en proceso de certificación LEED del Consejo americano de Construcción Ecológica (USGBC, organización sin ánimo de lucro que promueve los valores medioambientales en arquitectura a través de estos certificados, los más prestigiosos del mundo).
Según confirman fuentes del SpainGBC, la torre está registrada para certificar en dos áreas: el edificio, por el núcleo y el envoltorio y las oficinas que pertenecen a Iberdrola, a una certificación en interiores (incluye mobiliario, decoración, particiones y acabados). Esto excluye a las empresas que alquilan espacios de oficinas. Desde la compañía, sin embargo, afirman haber puesto a disposición de los inquilinos una guía de diseño con recomendaciones para facilitarles un futuro proceso de certificación. De los 50.000 m2 de superficie entre las plantas 4 a 23, «actualmente la ocupación es del 52 por ciento. Desde el piso 24 al 29 se sitúan los oficinas de BBK y de la 30 a la 37, las de Iberdrola», explica Javier Urruchúa, director de la Torre Iberdrola. La documentación presentada por la eléctrica y las futuras comprobaciones confirmarán si la categoría Platino a la que aspiran es la más adecuada a las estrategias energéticas asumidas. «La semana que viene se presenta la última documentación y esperamos poder contar con la certificación antes de verano», confirma Urruchúa.
Fachada activa
Las 3.500 personas que caben en su interior pueden gozar de las vistas gracias a su fachada transparente, verdadero hito sostenible de esta construcción triangular. La doble piel de vidrio conforma una «fachada activa», es decir, en el espacio intermedio de 40 cm entre ambas paredes se crea una cámara de aire conectada al sistema de climatización. En este mismo «vacío», se han instalado unas cortinas o lamas ajustables que regulan de manera automática la mayor o menor entrada de luz a lo largo del día: «Se consigue maximizar la entrada de luz natural», explica Urruchúa. El ahorro de consumo en climatización alcanza el 20 por ciento, gracias a esta ventilación natural y a que en cada planta se sitúa un equipo de refrigeración independiente (VRV) que permite apagar los equipos en espacios sin ocupación y conseguir diferentes temperaturas por áreas. Aunque no cuenta con ninguna energía renovable instalada en ella, la torre tiene contratada toda su energía con Energía Verde Iberdrola, un servicio de la eléctrica que certifica que las fuentes de generación son cien por cien renovables.
El ahorro de consumo de agua alcanza el 40 por ciento, gracias a la suma de varias medidas: la incorporación de grifos electrónicos, limitación de las descargas de las cisternas y el reciclaje de las aguas grises y recogida de aguas pluviales. Ambas se depositan en un tanque de 20.000 m3. No sólo se ha procurado un emplazamiento bueno para el uso de transporte público, sino que además el aparcamiento de 485 plazas, cuenta con espacio para 98 bicis y 15 vehículos eléctricos. El 20 por ciento del espacio libre se destina a zonas verdes; el 20 por ciento de los materiales usados en la construcción son reciclados y al menos el 20 por ciento proviene de puntos a menos de 800 km para reducir el impacto de los transportes. «Cuando se inició en 2006 se pensó en un centro de negocios sostenible que se convirtiera en un punto de referencia para la ciudad», termina Urruchúa.
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