Crítica de cine

Soy cotilla

La Razón
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Me he dado cuenta de que soy cotilla con la escandalera de Wikileaks; los secretos del mundo están al descubierto y todos tenemos acceso a ellos, ¡es fascinante! A la diplomacia estadounidense le han leído el pensamiento, y así sabemos que a Sarkozy lo consideran un blando por la dependencia que tenía de su primera mujer, Cecilia Ciganer, convirtiéndose después de su divorcio en un ser irascible. Le critican también que se haya casado con la bella Bruni (envidia cochina) y que aparezca en la prensa rosa.

Por su parte, Putin, a quien llaman Batman y a Medvedev Robin, está indignado; dice que no esperaba tanta arrogancia y tanta grosería. Todo esto da un poco de risa, porque son secretos de Estado de la señorita Pepis. Lo que no da risa ninguna es conocer que Castro tiene bajo su trasero y bajo su protección a terroristas de ETA, de las FARC y del ELN. En Cuba reciben tratamiento médico si lo necesitan, y descansan plácida y lujosamente, lo cual resulta cuando menos vomitivo pensando que todos ellos no merecen más que el infierno teniendo en cuenta que sus manos están llenas de sangre y de sufrimiento por sus atroces asesinatos y sus inhumanos secuestros. Sí, que el mundo sepa esto no me parece mal, a ver si entre todos borramos del planeta a los sátrapas que dan cobijo a quienes no debieran haber nacido. Luego están los chinos, que impiden el acceso a los cables publicados, no sé cómo, la verdad, y los árabes, cuya actitud es parecida. O sea, que nos dejarán con las ganas. Pero queda mucho todavía por salir. Estemos atentos.