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Paga «el carrito»

La Razón
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Hace unos años, cuando se implantó la posibilidad de utilizar camillas motorizadas y suplir así las parihuelas con las que en alguna ocasión se acababa dejando el futbolista en el suelo, pareció gran invento y modernidad plausible. El entrenador del Madrid ha reducido aquella modernidad a definición de menosprecio: «El carrito».
El carro ha sido a lo largo de la historia uno de los grandes inventos. En sus múltiples variantes ha servido para transporte de viajeros, en diligencias, en carroza, berlina, landó, tilbury o simón, para el paseo de señoritas en estado de merecer con el fin de que las vieran sus convecinos más guapos y ricos, aunque no buenos jugadores de fútbol. La calesa quedaba mejor para los toreros que iban a la plaza pidiendo guerra, como testificaron Raquel Meller y Sara Montiel.
El carrito es bien cultural y vehículo en el que solían desplazarse los médicos. Los galenos que disponían de un carruaje de esta índole acudían con más presteza a atender a sus enfermos y eso es lo que se pretende en los campos de fútbol. José Mario dos Santos Félix Mourinho ya no sabe a quién culpar de sus desdichas deportivas. Arremete constantemente contra las actuaciones teatrales que ve en el adversario, contra los árbitros y hasta la pagan sus propios jugadores. Lo del carrito ha sido novedad. En el nuevo Real Madrid se trata de jugar al despiste. Eso al menos pretende su entrenador, que habla de todo menos de fútbol.
Posdata: peor que empatar dos partidos es perder uno y empatar otro consecutivamente. ¡Y en qué campos!