Educación

Huelguistas contra la escuela

La Razón
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Un año más, la enseñanza en España revalida el dudoso honor de encabezar el ranking europeo de fracaso escolar. Según el informe que acaba de publicar la Unesco, en los últimos cursos uno de cada tres españoles de entre 15 y 24 años dejó sus estudios antes de acabar la enseñanza secundaria; la media europea está en uno de cada cinco. En opinión del organismo internacional, la carencia de formación académica o profesional explica el elevado paro juvenil, con una tasa de en torno al 50%. Es evidente que el sistema educativo puesto en marcha por el PSOE desde 2004 ha sido un fracaso pedagógico y una fábrica de parados, incapaz de mejorar la calidad de la escuela pública pese a los miles de millones de euros invertidos. Con el propósito de darle la vuelta a esta catástrofe, que no se debe a una maldición bíblica, el ministro de Educación ha tomado dos decisiones enérgicas: cambiar la ley socialista, que había hecho del aprobado general un modelo de igualdad, y poner fin a la cultura de la subvención, de modo que la escuela recupere su papel formativo basado en el esfuerzo, la responsabilidad y el mérito. Como era de esperar, a la izquierda no le gusta este modelo de calidad, de ahí que haya organizado ya varias huelgas y manifestaciones en estos pocos meses de Gobierno del PP. Ayer empezaron otra, de la mano del Sindicato de Estudiantes, de extrema izquierda, que culminará mañana jueves. Lo más destacado de este paro, que ayer pasó desapercibido en la gran mayoría de los colegios, es que lo apoya, por primera vez, la Ceapa, una organización de padres de alumnos controlada por el PSOE. Esta confederación es una de las «víctimas» del recorte de las subvenciones públicas, que son la fuente principal de sus ingresos. Es comprensible que sus dirigentes estén irritados con el Gobierno. Naturalmente, tienen todo el derecho a manifestarse, a no enviar mañana a sus hijos al colegio y a secundar la huelga de un sindicato que se autodefine como comunista y enemigo frontal del capitalismo liberal. No obstante, no parece que cerrar las escuelas sea el método más adecuado para mejorar la enseñanza pública y prestar una educación de calidad. Además, habría que preguntarle a la Ceapa y a los aguerridos sindicalistas estudiantiles dónde se escondieron durante los últimos ocho años mientras el Gobierno socialista hundía la escuela pública en los últimos puestos de Europa, por qué no protestaron ante el elevadísimo fracaso escolar, por qué no se rebelaron contra el deterioro en las aulas, por qué no denunciaron el despilfarro y la malversación del dinero público. Tanto la Ceapa como el susodicho sindicato y otras organizaciones de izquierda son corresponsables del desastre educativo que es consecuencia de la reforma socialista de 2004. Que ahora hagan huelga es un sarcasmo.