Música

Nueva York

Miley Cyrus se suelta la melena

La que fuera ídolo infantil escenifica en Rock in Rio un definitivo cambio de imagen, dispuesta a enterrar para siempre a Hannah Montana. La americana cantó junto David Bisbal, lució un atrevido modelito y se atrevió con coreografías felinas.

La cantante, de la que se dice que podría actuar en una precuela de «Sexo en Nueva York»,se cambió una vez de vestuario
La cantante, de la que se dice que podría actuar en una precuela de «Sexo en Nueva York»,se cambió una vez de vestuariolarazon

Para muchos sigue siendo Hannah Montana, pero desde el primer minuto de su actuación en Rock in Rio –en una tercera jornada dedicada a las familias–, quedó claro que Miley Cyrus ha dado por finiquitada su precoz adolescencia, exhibiendo ahora una imagen que se aproxima más a la de Britney Spears que a la inocente niña de la serie de Disney que la lanzó a la fama hace cinco años. Empezó con «Can't be tamed», adelanto de su inminente nuevo álbum (se publica el 22 de junio), con un «body» negro que podía rivalizar en atrevimiento con el modelito de Rihanna en la noche del sábado.Se pasó el concierto de lado a lado del escenario, con una hiperactividad que también dejó momentos felinos en la más pura línea de Madonna. Una etapa que se cierra y otra que se abre, aunque sin renunciar del todo a los temas que mejor conocen sus fans, como «See you again», «The climb» y sobre todo ese «Party in the USA» que es puro «teen-pop». Se desgañitaba el público siguiendo las andanzas de Miley, mientras ésta alternaba baladas con sobredosis de azúcar y temas con coartada electrónica («Fly on the wall"). Ah, y por aquello de cumplir con el rock que da nombre al festival, encadenó versiones de The Arrows («I love rock'n'roll»), Joan Tett («Bad reputation», acercándose al punk melódico, ahí es nada) y The Runaways («Cherry bomb»), buscando un plus de autenticidad justo antes de que saliese David Bisbal para interpretar a dúo «When I look to you», canción que figura en la banda sonora de «La última canción», la última película –estrenada el pasado viernes– de la actriz y cantante norteamericana, de la que ahora se dice que podría ser la protagonista de la futura precuela de «Sexo en Nueva York». IrreconocibleQuímica no hubo, la verdad, pero ambos cumplieron con el compromiso comercial, que al fin y al cabo era de lo que se trataba. El resto, en realidad, no tiene demasiada historia: un cambio de vestuario (se la vio más suelta con los shorts, todo sea dicho), bailes bien ensayados y una entrega que nadie le podrá negar, por mucho que sus canciones tengan fecha de caducidad, y más cuando ha sido ella misma quien ha decidido enterrar al personaje favorito de unas niñas (especialmente las más pequeñas) que ayer no acababan de reconocer a su esperada Hannah Montana. Pero es que Miley Cyrus ya ha empezado a jugar en otra liga.Antes, los más pequeños, que para eso eran los grandes protagonistas del día, se lo pasaban en grande en la lanzadera, la noria o la tirolina, aunque para ello tuvieran que superar, de la mano de sus padres, unas desalentadoras colas bajo el sol que caía a plomo sobre estos 200.000 metros cuadrados situados junto a la carretera de Valencia. «Todo está muy bien, pero con alguna sombra más seríamos felices, porque a este paso se nos va a derretir algún niño», comentaba una madre.Después de que el alcalde de Arganda del Rey, Pablo Rodríguez Sardinero, y el máximo responsable del festival, Roberto Medina, confirmasen en rueda de prensa que Rock in Rio volvería en 2012, la programación en el Escenario Mundo se abrió con la escocesa Amy MacDonald, que con su primer disco parecía llamada a empresas mayores, pero que ha perdido parte de la chispa con que arrancó su carrera. Aquí afrontó con voluntarismo su papel de subalterna, con canciones un tanto planas, aunque con «Run» se arrancase con más fuerza y «Rock'n'roll» sí tuviese cierto gancho.Su pop-rock con algún toque «folkie» parecía un tanto fuera de sitio, en medio de una muchachada que asistió a su actuación como un trámite necesario antes de que llegasen sus ídolos. Hizo también una descafeinada versión del «Born to run» de Bruce Springsteen, cerrando con su éxito más claro, «This is the life», politono en los móviles de más de uno de los asistentes. Aún así, su música debería merecer otra oportunidad en un contexto más favorable a sus intereses.Otro joven fenómenoEl español, la excepción ayer, fue territorio donde El sueño de Morfeo, buscó emocionar a la la concurrencia cuando caía la tarde, algo que el grupo de Raquel del Rosario apenas logró con plenitud interpretando el tema que da nombre a la serie de televisión «Física o Química» (Antena 3). Tras la cantante y compositora de Glasgow, era el turno de McFly, grupo británico de pop adolescente que congregó a un buen número de enfervorizadas seguidoras. Con el segundo tema, «Obviously», ya tenían a la chavalería a sus pies, cantando de carrerilla cada uno de los temas de los británicos, que en directo resultan bastante más solventes que otros ídolos juveniles como los Jonas Brothers. Bienvenido sea si sirve para mejorar nuestro nivel de inglés.Tom Fletcher, Danny Jones, Harry Judd y Dougt Pointer dejaron claro que el fenómeno fan sigue vivo, con un pop blandito a veces y otras más acelerado, como si fueran una versión domesticada e inofensiva de Green Day, convirtiendo el punk en un juguete abocado a dibujar corazones con las manos a la espera de que hicieran suyo el «I've gotta feeling» de Black Eyed Peas. En todo caso, nadie les pidió otra cosa y si estaban allí es porque el público lo había pedido, que para eso Rock in Rio hace buena la máxima de que el cliente siempre tiene la razón.