«Las razones del corazón»: Pasión mortal

Al colocar el célebre aforismo de Blaise Pascal –«El corazón tiene razones que la razón ignora»– como contundente introducción de su nuevo viaje hacia los infiernos de la pasión, Ripstein nos incita a comprender a un personaje al que considera despreciable, la Emma Bovary de Flaubert. El francés modeló a su heroína como la voz de la destrucción amorosa, y Ripstein, adicto a los restos humanos, se centra en sus últimas voluntades. Encerrada en un apartamento al borde del desahucio, Emilia (magnífica Arcelia Ramírez) contagia su infelicidad a los que la rodean, quejándose del desgraciado des- tino que ella se ha forzado a forjar. Ripstein aplica su singular método estético a la historia de una mujer enamorada de un amor que mata. A Ripstein le interesa ver qué ocurre cuando coloca a Bovary en un escenario de culebrón mexicano. Es admirable lo lejos que está dispuesto a llegar con sus excesos –desde líneas de diálogo que parecen haberse escapado de la letra de un bolero, hasta los remates de secuencias como la que acaba con Emilia orinando en el suelo– para ser fiel a sí mismo –al mejor Ripstein, el de «Principio y fin» o «Profundo carmesí», sin traicionar su material de partida.