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Responsabilidad municipal
Ana Botella fue pieza clave en el equipo municipal del PP que transformó la capital de España en una de las grandes ciudades del mundo. La primera alcaldesa de Madrid fue ayer protagonista en el foro de análisis y debate político «LA RAZÓN de...». Su intensa comparecencia proporcionó a las personalidades de la política, la economía, la empresa y la cultura presentes en el acto un diagnóstico realista de la situación, una convencida apuesta por la voluntad reformista del Gobierno de la nación y una defensa de la capacidad y el potencial de Madrid para cumplir con sus compromisos y sus deberes y encarar el futuro con garantías.
Aunque es cierto que la capital mantiene unas constantes vitales más favorables que la media nacional –por ejemplo, tiene una tasa de paro cinco puntos inferior, acoge cerca del 14% de las empresas creadas en España y atrae el 60% de la inversión extranjera–, no lo es menos que el Ayuntamiento se enfrenta a un panorama complejo derivado de la prolongada adversidad económica. La alcaldesa apostó por acentuar el ejercicio de austeridad que comenzó en el Ayuntamiento en 2008 y que ha permitido reducir los gastos en más de un 21% al tiempo que mantener unos servicios públicos de calidad. En esa línea, debemos valorar el esfuerzo que supone el plan económico y financiero de la ciudad, que garantiza el equilibrio presupuestario, la reducción de los plazos en el pago a los proveedores y la rebaja sustancial de la deuda. Creemos que el rumbo trazado por la regidora es el único posible y que dará resultados. Ese gobierno riguroso y responsable de Ana Botella es hoy reconocible y en esa medida encomiable. Como también lo es su determinación en aprovechar el «revolucionario» mecanismo puesto en marcha por el Ejecutivo y saldar de una vez por todas la deuda comercial acumulada. «No tenemos facturas ocultas en los cajones y tenemos voluntad de pagar. Arbitraremos un sistema de pronto pago en las facturas futuras y no volverá a haber retrasos». Una declaración de intenciones que fomenta confianza en tiempos en los que las administraciones no andan sobradas de ella.
La alcaldesa habló de la necesidad de una reforma estructural en las administraciones que evite duplicidades y promueva «una simplificación y una distribución competencial reales», así como de un nuevo sistema de financiación local «que sea estable y sostenible». Son auténticas asignaturas pendientes que habrá que afrontar. Hablamos de una intervención capital y razonable para optimizar los recursos y multiplicar la eficacia. El suyo fue, además, un mensaje de fe en las posibilidades del país: «Tenemos que recordar cada día que somos una gran nación y que podemos salir adelante». Después de tantos años de desilusión, esa convicción se abre de nuevo camino y las encuestas lo atestiguan.
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