La Audiencia Nacional ordena traer a España a los piratas

MADRID- La Justicia española se hará cargo de los seis piratas detenidos el pasado jueves en aguas del Índico tras atacar a una fragata de la Armada. Ante la evidencia de que ningún convenio internacional en vigor permite que sean juzgados en un país de la zona, el juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco acordó ayer, a instancias de la Fiscalía, reclamar su traslado a nuestro país para tomarles declaración como imputados por los delitos de piratería en grado de tentativa, depósito de armas de guerra, daños a buque y atentado contra agentes de la autoridad en el ejercicio de sus funciones.

El magistrado ha decretado además el ingreso en prisión de Mohamed Abdullah Hassan, Mohamed Aden Mohamed, Issa Abdullah Issa, Abdillahi Mohamed Gouled, Hamoud Elfaf Mahou y Mohamed Said Ahmed y su inmediata puesta a disposición una vez sean desembarcados en suelo español. De igual modo, ha solicitado al Ministerio de Defensa la grabación del ataque y las declaraciones tomadas a los testigos.

Unas horas antes, la Fiscalía le había solicitado a regañadientes que reclamase la entrega de los piratas tras constatar que, «al menos en este momento», no está acreditado que algún país de la zona pueda ejercer la jurisdicción en aplicación de los acuerdos internacionales. Para curarse en salud, Velasco solicitó a Defensa un informe sobre los convenios en vigor para buscar un resquicio que evitase el traslado de los detenidos. Pero ningún convenio obliga ya a Kenia –que hizo añicos en octubre de 2010 el pacto sellado con la UE ante la avalancha de piratas detenidos que eran derivados a su jurisdicción– o a Seychelles a juzgar a piratas que no hayan sido apresados en sus aguas territoriales.

Con estos condicionantes, y muy a su pesar, a la Audiencia no le ha quedado más remedio que aceptar la competencia. Y es que en el tribunal aún está muy presente el culebrón jurídico que supuso el traslado a España de dos de los secuestradores del «Alakrana». Sus compañeros llegaron a amenazar con matar a la tripulación si ambos no eran liberados, poniendo a la Audiencia en una situación extremadamente delicada.