España

Pop «cool» y de derechas

Su nombre es Lourdes Hernández, pero artísticamente es Russian Red, la cantante más aclamada del momento y no es de izquierdas. La cultura rompe uno de sus grandes tabúes 

Lourdes Hernández, Russian Red, dice que lo que falta en este país es libertad de expresión
Lourdes Hernández, Russian Red, dice que lo que falta en este país es libertad de expresiónlarazon

Entre izquierda o derecha... «Me quedo con derecha», dice Russian Red, alias musical de Lourdes Hernández. Quizás en un desliz de la promoción de su último disco «Fuerteventura», que ha alcanzado en número dos de la lista de ventas y unas excelentes críticas, Hernández desoyó los estereotipos, lo que se esperaba de ella, joven, guapa y... músico de éxito. Pero no, no fue un desliz. «Lo que falta es libertad de expresión», dice Hernández en entrevista con este periódico.

Poco después de que la cantante revelase su opción, que no es ni siquiera intención de voto, se desató una ola de comentarios en su contra y, sorpresa, otro buen número de voces que defienden que Hernández puede pensar lo que quiera, votar a quien quiera, y seguir haciendo buenas canciones. «Bueno, pero prefiero no tocar más el tema, visto lo visto...», dice sobre las polémicas. ¿Pero los que la critican a usted por eso no son unos intolerantes? «No entiendo por qué a la gente le pueda molestar, pero dice mucho de la clase de sociedad en la que vivimos», apunta la cantante.

A los músicos (especialmente en España) se les presupone una ideología. Lo normal es ser de izquierdas, y, si no, mejor no decirlo. Hay razones históricas, como los movimientos contra la dictadura de Franco en los 60 y 70 que utilizaban la música como vehículo de expresión, «y otros motivos de conveniencia», según Pablo Gutiérrez, profesor de la Universidad CEU San Pablo que organiza el ciclo Música y Sociedad. «En el sentido reivindicativo, la música ha muerto. Es curioso que las revistas de música tengan que sacar cada poco tiempo a Dylan o Lennon como bandera en la portada, cuando muchas de las causas que defendían ya están superadas. La insatisfacción que ellos defendieron ahora se está revirtiendo hacia las promesas incumplidas de la izquierda», asegura Gutiérrez.

Trasvase o lluvia fina
También están las razones de «conveniencia». La mayor parte de los músicos vive de los ayuntamientos, que son el principal promotor de música en vivo. A veces directamente en sus fiestas patronales, otras, indirectamente, como patrocinadores de eventos masivos. Tras el vuelco del poder autonómico y municipal en las elecciones de mayo a favor del PP, y con cierta maldad, este profesor universitario se pregunta si Hernández «habría dicho eso en el auge del zapaterismo». Incluso se atreve a asegurar que no le sorprendería «que apareciesen algunos músicos más admitiendo, sin levantar mucho la voz, que son de derechas. Aunque hay algunos que ya están tan identificados que no tienen marcha atrás», añade Gutiérrez, que piensa que, por eso, «probablemente no será un trasvase, pero sí una lluvia fina». En todo caso, si pensamos que el artista no es alguien que se amolda al viento político, «la asociación entre izquierda y cultura es falsa. Y cada vez cambian más las cosas», dice.

Porque si el músico no es de izquierdas, también hay casos de apropiación indebida de sus frutos. Uno de los movimientos que a todo el mundo le gusta patrocinar después como si fueran sus propios padres es la Movida madrileña, que fue una época en la que las libertades se tomaban sin pedirlas, pero sin contenido político. Una de las confusiones más generalizadas es que sus protagonistas eran jóvenes de izquierda, pero uno de sus ilustres, Fernando Márquez «El Zurdo», lo ha desmentido siempre.

La UCD y La Mode
«Fue un movimiento de señoritos y se nos ha criticado después por ser demasiado conformistas y dejarlo todo en cierto ‘‘dandysmo''. Pero si pensamos por ejemplo en Los Secretos, que también apoyaban en su momento a la derecha... muchos de sus protagonistas venían de familias de alto standing. Alaska proviene directamente del anticastrismo cubano», asegura.

Márquez militó en la UCD mientras lideraba uno de los grupos más rompedores de la Movida, La Mode. También había formado parte de Kaka de Luxe, que no fueron menos, y luego terminaría vinculándose a Falange Auténtica, cuando ésta «intentaba desmarcarse de la extrema derecha». «Me gustaría saber exactamente a qué llama derechas esta chica», dice Márquez, que asegura que su apoyo y militancia por momentos en la derecha «sólo le trajo problemas. Jamás he recibido una subvención, y eso que Luis Alberto de Cuenca me ofreció cantar el himno del PP», añade. Por cerrar el asunto, Márquez asegura que la Movida fue insobornable y contradictoria, y si Carlos Berlanga se definía como «anarcoconservador», él se considera «revolucionario conservador en el sentido alemán del término». Después de lo sucedido con Russian Red, y tras los resultados de las elecciones, vaticina «un corrimiento de tierras de músicos hacia la derecha».

Sabino Méndez fue también testigo de esa época y cree que las críticas a Russian Red evidencian que todavía «estamos aprendiendo a distinguir la obra de un artista de sus ideas, algo que en Francia e Inglaterra se vive con respeto pacífico». «Lo que muestra hasta qué punto estamos presos de estereotipos, es que la afirmación ha sorprendido (imagino que agradablemente) hasta a la propia derecha», dice Méndez. En efecto, parece que el país más complicado para admitirse conservador y músico es España. Mick Jagger se considera a sí mismo liberal, al igual que Ian Curtis, líder de Joy Division, que siempre se reivindicó votante «tory». Johnny Ramone, Kid Rock, 50 Cent, Britney Spears, son ejemplos de músicos que se han reconocido como conservadores más allá del rock & roll.

La hoz y el martini
Como recuerda Pablo Gutiérrez, a los grandes músicos «nunca se les atrapa». «Como Leonard Cohen, que acaba de recibir el Príncipe de Asturias y nadie ha podido apropiarse de él con fines ideológicos. Igual que a Bob Dylan, que cuando había gente que creía que apoyaba su causa, se desmarcaba y los dejaban tirados», recuerda. Para el periodista musical Julián Ruiz, «la música ha terminado. Ya no es lo que era». «Toda esa tradición de Joan Baez, Simon & Garfunkel... Antes tenían sentido pero en el momento en que vivimos, no puedo creer que posicionarse como de derechas pueda traer un conflicto absolutamente a nadie. Puede que en el mundo ‘‘indie'', que siempre ha sido un poco antisistema», asegura. «Por eso, en el mundo de la música siempre ha habido mucha gente de derechas y lo ocultan. Yo los llamo los de la hoz y el martini», bromea. Eso sí, admite que «suena raro que una chica tan joven lo diga, porque sigue habiendo una barrera difícil de superar. A muchos músicos les gusta decir que son de izquierdas porque consideran que la izquierda tiene el triunfo moral tras perder la Guerra Civil», sostiene.

Muerta la canción protesta, puede que estemos ante otro mito que caduca: que todos los músicos son de izquierdas. ¿Será esa la última revolución?

A la izquierda no le faltan apoyos
En España, los partidos de izquierda siempre han tenido un apoyo por parte de los artistas que, en cambio, no han tenido los partidos de derecha, ni siquiera los de centro. Canciones, participaciones en mítines, vídeos musicales e incluso una película que incluía muchos cortos de varios directores han sido plataforma de expresión de cantantes, actores, escritores o cineastas para apoyar orgullosamente a partidos políticos. Casualmente siempre han sido el PSOE o Izquierda Unidas los partidos para los que pedían el voto. Incluso ha habido sonoras polémicas cuando algún artista pidió el voto útil para que en unas elecciones se votase al PSOE y no a IU y evitar que el PP llegase al poder. Pocos y sin alzar la voz han sido los artistas que se han inclinando públicamente por el Partido Popular. Además, en España, los artistas saben que apoyar a un partido político no es gratis. Si consigue el poder, el músico tiene más posibilidades de aparecer en las televisiones públicas en las que gobierna su partido político. Pero si pierde, puede ser condenado al destierro televisivo y no contar con él para las fiestas patronales. El último caso de artista que se ha «mojado» políticamente fue el actor Toni Cantó, que estaba en las listas de UPyD en las últimas elecciones en Madrid.