Novela
Lo bueno por conocer
Medio por equivocación me encuentro en un palco. Porque al Jefe le dio por regalarnos una entrada para «La Traviata» y los otros parece que se han rajao. En el de al lado hay una mujer guapa que ahora ha acudido a saludarla una amiga y, mientras empieza a afinar la orquesta, se ponen a charlar de pie en el palco o saliéndose al pasillo, que deben creer que no se les oye, pero hasta lo estoy grabando por si les sirve de algo a los lectores: -Pero ¿cuándo? -Pues mira: la otra noche. Sabes que la olla me venía cociendo , cuando se me presenta, medio curda, colgado al brazo de esa marimacho, la adivina de la bola, la Fortunata, y dice: «Aquí Fifa, aquí Fortunata, que nos ha hecho el honor de consultar las costelaciones, a ver cómo se arregla este disloque nuestro». Se me subió a las sienes como un concentrao de la miseria de años que me traía y los eché gritándole: «¡Fuera!, que en esta casa no vuelves a pisar ». -¿Pero có- mo vas a tomar una resolución tan grave en un arrebato? -No se me pasará, Tati. Hasta le mandé ayer a casa de su mamá lasropa, y que se atreva a reclamar su mitad del piso. -No sé, Fifa. Esto del matrimonio es al fin algo más serio que boda y leyes. -Venga ya, Tati: ¿tú te crees eso del estado? Así estás, amarrada a ese zurrapias del Juanmi... ¿Cómo no está aquí? -Ahora llegará, tarde, como siempre. -Seguro que por lo bajo le tienes una tirria que te come. -¿No sabes, Fifa, que más vale lo malo conocido...? -No me endilgues el refrán, que es falso y tiñoso. Como si lo que no se conoce pudiera ser bueno ni malo. -Y tú ¿te has buscado ya algún desconocido? -Nada por ahora. Mira: en la 7ª fila, el del clavel en la nariz. -¡Vaya por Dios! -¿Qué pasa? -Ay Fifa, cuánto siento estropeártelo, pero ese no es un desconocido. A ése lo tengo bien conocido; demasiado. -Pero, ¿qué...?(Empieza a sonar el preludio de «La Traviata»).
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