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Un infiltrado mata a dos soldados británicos en Afganistán
Dos soldados de nacionalidad británica murieron ayer por los disparos de una persona que vestía un uniforme afgano en un campo del Equipo de Reconstrucción Provincial (PRT) de la provincia de Helmand, en el sur de Afganistán, que se encuentra actualmente bajo control estadounidense.
La Alianza siempre alude a los agresores en este tipo de incidentes como "individuos que visten el uniforme afgano"y rehúsa identificarlos como soldados o policías locales para no tensar más las ya delicadas relaciones con las autoridades afganas.
Para evitar que se desarrollen este tipo de atentados, la OTAN acordó hace dos semanas poner en marcha un plan para combatir la infiltración de insurgentes en las tropas afganas, con resultados todavía inciertos.
Este tipo de ataques protagonizados por soldados infiltrados, que ha costado la vida a más de diez soldados extranjeros este año, se ha incrementado desde hace un mes con la quema de coranes y la matanza de Kandahar, en la que el sargento estadunidense Robert Bales asesinó presuntamente el pasado 11 de marzo a 17 civiles afganos, incluidos niños. Precisamente, ayer se supo que los investigadores militares creen que Bales, de 38 años, cometió la masacre en dos episodios, pues primero fue a una aldea, después regresó a su base y posteriormente acudió a una segunda aldea para seguir el baño de sangre..
Según informó el portavoz de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF), el comandante estadounidense Jason Waggoner, el individuo que abrió fuego contra los militares occidentales fue abatido a su vez por los disparos de los soldados atacados. Por su parte, el ministro de Defensa del Reino Unido, Philip Hammond, reconoció que el incidente aún no está esclarecido y que se están investigando las circunstancias del ataque, pero señaló que la muerte de los dos británicos ya ha sido comunicada a sus familiares.
El ambiente en Afganistán está alcanzando cotas preocupantes de violencia desde que la OTAN ha comunicado su intención de abandonar el país de manera ordenada en 2014. Estados Unidos ha indicado que todas las tropas de combate de su país saldrán de Afganistán hacia fin de 2014 y que él prefiere hacer esa retirada de forma gradual y no de forma abrupta, lo cual implica la salida de contingentes a lo largo de 2013.
Los aliados intentan reclutar, capacitar y poner en marcha un ejército y una policía afganas con 352.000 miembros, pero algunos países que han contribuido financieramente a la estabilización de Afganistán han mostrado su renuencia a seguir pagando la factura, que se eleva a unos 4.100 millones de dólares. La decisión final sobre el destino de las tropas internacionales se tomará en la cumbre de la OTAN de Chicago del 20 y 21 de mayo próximos.
Para finales de 2014, las autoridades de Kabul deberían haber asumido la responsabilidad del mantenimiento de la seguridad en todo el país, aunque todavía seguirá habiendo tropas internacionales dedicadas a tareas de apoyo y formación. El presidente afgano, Hamid Karzai, que también quiere acelerar la salida del contingente internacional, ha asegurado que mirará con una "lupa"las negociaciones con Estados Unidos para conseguir que dejen de morir tantos civiles en las operaciones de las fuerzas extranjeras, por ejemplo, en las redadas nocturnas que realiza el Ejército aliado. A su juicio, Kabul "ya no puede más"con ese tema, que ha afectado a su relación con Washington.
Mientras tanto, durante una conferencia sobre seguridad regional en Dusambé, el presidente iraní Mahmud Ahmadinejad aprovechó la ocasión para pedir a Estados Unidos y a la OTAN la retirada "lo antes posible"de sus tropas de Afganistán. "La OTAN y Estados Unidos deben cambiar de política, pues la época en que podían dictar sus condiciones al mundo está superada. Queremos que las tropas extranjeras se vayan de Afganistán lo antes posible", declaró Ahmadinejad, provocando la salida aireada de la delegación estadounidense de la reunión.
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