Enfermedades

«El dolor debería medirse como una constante vital más»

«El dolor debería medirse como una constante vital más»
«El dolor debería medirse como una constante vital más»larazon

Dirige uno de los laboratorios más especializados en la patología del dolor. Quizás por ello puede hablar con propiedad de las carencias de una enfermedad crónica, que no sólo tiene solución farmacológica, sino que precisa del arrope de la conciencia social y un mayor conocimiento de todo lo que la rodea.

-El dolor, ¿se aborda bien?
-Se trata como un síntoma más, pero no como una enfermedad en sí misma. Esto hace que sea un grave problema sanitario, social y económico que afecta a más de seis millones de españoles. Tiene que existir una mayor concienciación social de todo lo que esto supone tanto para los pacientes como para el sistema en el que están insertos, por sus comorbilidades.

-Como compañía enfocada a esta patología, ¿qué papel desempeñan?
-Estamos volcados en el desarrollo de analgésicos de acción central con otras propiedades adicionales que mejoren la acción analgésica de los medicamentos y que además que no reduzcan la calidad de vida, por los efectos secundarios. No basta con el tratamiento, sino que hay que llevar a cabo un seguimiento de ese paciente.

-Se habla de carencias en diagnóstico y abordaje, ¿qué falla?
-El dolor pese a ser subjetivo, se mide en una escala. Debe haber una conciencia en tratar el dolor, una vez cronificado –cuando pasan más de seis meses se convierte en patología–, con sus enfermedades asociadas, como la depresión en 24 por ciento. Debería medirse como una constante vital más en la historia clínica, al igual que la temperatura, para poder hacer una correcta evolución. Actualmente no hay una asignatura de analgesia de dolor, sino que hay cursos y posgrados. Así, nosotros desde nuestra RSC también colaboramos en la formación de dolor.

-Esto, unido a las insuficientes unidades de dolor, ¿lo complica todo?
-Se trabaja mucho para evitar esto y en España se llevan a cabo importantes avances y mejoras, me gusta verlo todo desde un punto de vista positivo. Las unidades llevan un coste económico muy fuerte, pero aun así ya existen más de cien. Hay hospitales que sacan provecho de la colaboración de primaria y especializada para una atención más completa al paciente. Si bien es cierto que los países mediterráneos tenemos una cultura en la que el dolor va unido a nuestra forma de concebir la vida y se ve hasta normal: se sufre como parte de la redención. Uno a veces pregunta a un enfermo y se escucha: «A mí me duele lo normal». Pero, ¿qué es lo normal? Que no duela. Y eso lo tenemos que cambiar.

-Desde su fundación, promueven acciones para el beneficio de los pacientes, ¿en qué consiste?
-Un ejemplo práctico es la asociación que mantenemos con la Universidad de Cádiz, desde la cátedra UCA, tenemos el Aula de pacientes, en el que ponemos a disposición de los pacientes la voz de los profesionales para resolver sus dudas y les dotamos de herramientas prácticas para poder manejar su dolor: dónde deben ir, terapias no farmacológicas, cómo manejar las situaciones más críticas...