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ANÁLISIS: Libia amistades peligrosas por Manuel COMA

La Razón
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- ¿Reconoce la coalición internacional que la guerra de Libia puede fortalecer a Al Qaida?
–Todo lo que Alfredo Pérez Rubalcaba ha dicho, según la agencia de noticias AP, es que es posible que el conflicto de Libia haya dado lugar a la venta de «armas sofisticadas» a Al-Qaida en el Magreb Islámico (AQMI), viaje para el que no se necesita ninguna alforja. Desde el principio nadie que sepa algo de tráfico de armas ha tenido ninguna duda respecto a esa posibilidad. El peligro existe siempre y en todas las circunstancias. Quien se encuentra con un arma en la mano no tendrá problema para hacer negocio. Y los traficantes no distinguen entre extremistas de cualquier causa, justicieros o mafiosos. Sólo entiende de precios de compra y venta. Lo interesante sería saber si ya ha ocurrido, dónde, cómo, con quién. Pero de eso no parece que sepa nada.

- ¿Entonces ha sido un riesgo apoyar a los rebeldes libios de Bengasi?
–Había razones a favor de la intervención en Libia y en contra. Entre las segundas no fue la menor nuestro –occidental– desconocimiento confesado de quiénes eran los rebeldes que íbamos a proteger y apoyar. Sí sabíamos que el Este del país había sido un semillero de extremistas islámicos, implacablemente cazados por Gadafi, y la región que proporcionalmente más terroristas suicidas había aportado a la guerra de Irak. El Consejo Nacional de Transición instalado en Bengasi, que mal que bien dirige el enfrentamiento con el déspota de Trípoli, ha hecho todo lo que ha podido para que su movimiento no experimente la más mínima contaminación islamista. Lo cierto es que no han aparecido indicios de que ese peligro se haya materializado, pero tampoco quiere decir que el país sea totalmente inmune. Las armas no tienen ideología y el dinero tampoco. Cualquiera las puede vender y cualquiera comprar. Es uno más de los cuidados que los miembros de la coalición debían estar tomándose respecto al futuro. Porque la guerra, para los miembros de la coalición que participan, no es casi más problema que económico. Pero el futuro es una inquietante incógnita.


Manuel Coma
Presidente del Grupo de Estudios Estratégicos