«El enigma del cuervo»: Poe y el «serial killer»

Qué arranque: Baltimore, siglo XIX. Una madre y su jovencísima hija son brutalmente asesinadas, y el detective que intenta solucionar el caso descubre algo sorprendente: la manera en que se han ejecutado los homicidios se parece demasiado a los de la ficción recogida en un relato que publica el periódico local escrito por un tal Edgar Allan Poe. Poe, el gran escritor de lo oscuro y lo macabro, el tipo irremediablemente alcohólico, el don nadie por aquel entonces sin un solo céntimo en el bolsillo para pagar el siguiente trago.

La Policía decide interrogar al autor, pero entonces ocurre otro crimen brutal que también evoca cierta historia de Poe... Hasta que todo estalla de manera definitiva y violenta cuando el sanguinario «serial killer» secuestra a la novia del propio novelista. Las aguas, sin embargo, lentamente van apaciguándose conforme avanza el metraje. Y es que la sombra del «Sherlock Holmes», orquestado por Guy Ritchie, o la modernización de un clásico, es alargada y alcanza hasta la interpretación de un Cusack pasado por la cínica y dinámica túrmix de Robert Downey Jr. Y no porque le falte gracia a las escenas, que por otra parte evocan películas tipo «Saw» o «Seven», en que descubrimos a la desesperada prometida de la protagonista enterrada viva, sino porque Poe, sobre cuya atormentada personalidad y soberbia obra pasa James McTeigue («V de vendetta», «Ninja Assassin», curioso e irregular director éste) casi de puntillas, merecía más. Y una historia de mayor enjundia; tanto, como las que concibió el propio Poe, un genio extraño y maldito cuyo corazón parecía también emparedado y que de manera exacta volcó el impagable Roger Corman en la gran pantalla. Allan Poe, el creador de aquella frase que, todavía hoy, resulta difícil descifrar: «Never more». Quizá tenía poderes adivinatorios.

Literatura negra
Edgar Allan Poe ejerció una importantísima influencia: cuentos como «El gato
negro», y poemas como «El cuervo» (quizá, el más célebre) contribuyeron al desarrollo del relato detectivesco, antecendente del cine policíaco, considerado uno de los grandes géneros del séptimo arte.