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Candidato Griñán por Iñaki Ezkerra

La Razón
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La estrategia de Griñán y del socialismo andaluz se dejó ver claramente con el escándalo de Guerrero, el hombre que quería hacer rico a su chófer con el dinero de la Junta de Andalucía. Sus propios compañeros de partido lo dejaron solo, porque de lo que se trataba era de que cayera sin arrastrar a nadie y como si fuera la única manzana podrida.

Ahora la jueza Alaya imputa también a Daniel Alberto Rivera y a Juan Márquez, los dos sucesores de Guerrero en el cargo. Y, cuando lo que cae no es ya un personaje peculiar y amigo de la francachela subvencionada sino tres responsables seguidos de la Dirección General de Trabajo de la Junta, a quien hay que mirar es al presidente, al máximo responsable, al padre del invento.

Porque eso significa que está todo el cesto podrido y que ya no es relevante que vaya cayendo imputado uno tras otro, sino quien los ha elegido para esa responsabilidad y los ha nombrado. La podredumbre que aquí resulta relevante es la del mismo dueño del cesto, no la de las manzanas aisladas.

Que en estas condiciones José Antonio Griñán se presente como candidato socialista a las elecciones autonómicas del próximo 25 de marzo es un despropósito cuya guinda han sido sus diferencias con Carmen Martínez Aguayo, la consejera de Hacienda y Administración Pública de su propio Ejecutivo, en la estimación del déficit andaluz.

Que Griñán anuncie que ese déficit es del 1,4% y que la consejera lo desmienta asegurando que llega al doble no es algo que pueda responder a un error ni a una falta de coordinación, que sería tan insólita como imperdonable, ya que entre unas declaraciones y otras no han mediado siquiera veinticuatro horas. Responde a la consideración de la mentira como un valor electoral.