Buenos Aires

Relato de una jornada negra: del ataque de estrés al estado de alarma

Tres horas después de haber sido decretado, el estado de alarma comenzaba a hacer su efecto. AENA volvía a abrir el espacio aéreo con la llegada de los controladores aéreos a sus puestos de trabajo en el cambio de turno y, al comienzo de la tarde, despegaban los primeros aviones. La normalización de la situación continuó a lo largo del día, con más 90% de los controladores presentes en las torres de control.

El vicepresidente Rubalcaba afirmó que el Gobierno "había cumplido con su obligación"con las medidas adoptadas y aseguró que la "huelga salvaje"tendría consecuencias: AENA abrirá un expediente a cada uno de los controladores que abandonó su puesto del trabajo. Con todo ello, Rubalcaba se mostró convencido de que un suceso similar no se volverá a producir "ni en Navidades ni después de ellas".

Transcurridas 24 horas del "ataque masivo de estrés y ansiedad"que alegaban los controladores aéreos para no acudir a sus puestos de trabajo, los aeropuertos del país comenzaban a operar sus vuelos. Atrás quedaba una dura jornada de caos y miles de viajeros afectados, que llevó al Gobierno a decretar el estado de alarma por primera vez en la democracia. Cuando el Ministerio de Fomento aseguraba que los controladores estaban "acatando"las órdenes de los militares en las torres tras reincorporarse a sus puestos de trabajo, el principio de la normalidad parecía haber llegado.

El primer vuelo salió de Gran Canaria camino a Luxemburgo, y a partir de ese momento y de forma paulatina, el tráfico aéreo volvía a España. En el aeropuerto más afectado, Madrid Barajas, salían los primeros aviones a las 15.30 horas. Aunque la normalidad en el tráfico aéreo, que dependía de la capacidad de cada aerolínea para priorizar vuelos, reprogramar sus operaciones y organizar tripulaciones tras las numerosas cancelaciones, poco a poco fue llegando.

El vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba, comparecía ante los medios para confirmar los datos que mostraban cómo poco a poco los aeropuertos españoles estaban recuperando la normalidad. Justificó las medidas tomadas durante la jornada, asegurando que el Gobierno "había cumplido con su deber", haciendo especial hincapié en que una situación similar no se volvería a producir. "Lo que tiene que quedar muy claro es que no va a volver a pasar, y eso lo garantizo", afirmaba, dejando claro también que algo así no ocurrirá "ni durante las Navidades ni después".

Rubalcaba calificó de "sucesos de enorme gravedad"los acontecimientos vividos en los aeropuertos españoles, que habían traído consigo "consecuencias muy dañinas para pasajeros, compañías, hoteleros y para la imagen de España". Unas consecuencias que pasarán por la apertura de un expediente por parte de AENA a cada controlador que no acudió a su puesto; las denuncias de las diferentes Fiscalías y las presentadas por los ciudadanos.

Firmeza
Tras el decreto de estado de alarma, el ministro de Fomento se mostraba confiado en que la medida adoptada devolviera la calma a los aeropuertos. "Si los controladores movilizados cumplen con su trabajo, podemos estar hablando de 24 ó 48 horas para recuperar la normalidad", afirmaba. Aunque continuó en su posición de firmeza con aquellos controladores que, no acudiendo a sus puestos de trabajo, habían provocado el cierre del espacio aéreo en todo el país.

"El poner en dificultades al espacio aéreo es una decisión muy grave", afirmaba el minitro. Y después aseguró: "Seguiremos adelante con nuevos expedientes, también hay una actuación de la Fiscalía, por lo tanto, no les puede salir gratis".

También hizo referencia en sus declaraciones a los "privilegios"de los controladores aéreos, y cómo han influido en sus relaciones con AENA. "Hay un antes y un después, en la relación y en sus condiciones abusivas, ya que han pasado de cobrar 350.000 euros a 200.000 euros al año"cifra que apuntó "equivale a 32 millones de las antiguas pesetas al año, salario que tienen muy pocos ciudadanos de nuestro país".

Rogando calma
Sobre un futuro fin del conflicto Blanco afirmó: "Es verdad que costará mucho renunciar a estos privilegios, pero estoy seguro de que al final conseguiremos que la racionalidad impere". Frente a todo el caos producido por los controladores, su principal sindicato pedía al colectivo "calma"y rogaba que la incorporación de la plantilla "cuanto antes". Así, el presidente de la Unión Sindical de Controladores Aéreos (USCA), Camilo Cela, recurría a la profesionalidad de los mismos: "A pesar de los tres decretos, una ley y más de una orden ministerial pido serenidad al colectivo y apelo a la profesionalidad que hemos demostrado durante todos estos meses".

Su portavoz, César Cabo, hablaba de lo "difícil"que había sido convencer a los controladores de que volvieran a sus puestos, ya que se trataba de una "plantilla muy castigada". Una plantilla que, reiteraba, "sufrió una provocación en forma de decreto ley, en la víspera de uno de los puentes más importantes del año". Y calificó la situación como una "explosión espontánea"que se propagó por diferentes centros de trabajo "imposible"de evitar. El portavoz de USCA hacía hincapié también en que la situación había sido generada por AENA.

Precisamente AENA tachaba de "barbaridad"el conflicto, en boca de su director general, Javier Marín. "No sólo ha acarreado perjuicios económicos sino también a la imagen del país. No tiene justificación alguna". En cuanto a la imagen de AENA, Marín aseguraba que en la empresa "hay muchos otros trabajadores y estos han ayudado a las personas afectadas en todo lo posible. Estos actos han sido por un colectivo de trabajadores y no por la empresa en su conjunto, imagino que la sociedad sabrá distinguir quiénes son los responsables".

Gabinete de crisis de madrugada
La decisión de los controladores y el consecuente cierre de aeropuertos llevó a la creación de un gabinete de crisis por parte del Gobierno. Zapatero ya amenazaba en la convocatoria del decreto de estado de alarma si los controladores persistían en su actitud, como terminó sucediendo. Del gabinete formaban parte el vicepresidente Rubalcaba, el ministro de Fomento José Blanco, y la titular de Defensa, Carme Chacón. También se incorporaron altos cargos de fomento posteriormente.

Tras haber sido decretado el estado de alarma, la ministra de Defensa se reunía en la tarde del sábado con el Jefe del Estado Mayor del ejército del aire (JEMA), general José Jiménez Ruiz y el Jefe de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), general José Julio Rodríguez para analizar la evolución del tráfico aéreo tras el decreto.

También ha habido lugar para las anécdotas en esta crisis, por ejemplo en forma de diplomacia. Los reales decretos fueron sancionados por el Rey, que en ese momento se encontraba en Mar del Plata, en Argentina. Pero es costumbre diplomática respetar la soberanía de los países y, cuando no se puede esperar a firmarlos en territorio nacional, lo habitual es que se haga en una embajada. Por ello, como España no tiene siquiera un Consulado allí, los documentos han sido datados en Buenos Aires, respetando así los usos diplomáticos.