Ganar fuera de casa

El objetivo de Guardiola, como siempre, era ganar y, sobre todo, fuera de casa. La temporada pasada, antes de comenzar este partido, llevaba ocho victorias de ocho y 24 puntos fuera del Camp Nou. Es fundamental para el Barça coger velocidad de crucero pues, si no falla, sólo dependerá de sí mismo, con el «gol-average» ahora a favor y, en esta Liga, como es habitual, todos algún día tienen un traspié. Y el Real Madrid también lo tendrá, como lo ha tenido el Barça.
No debemos caer en los juegos verbales de Mourinho, que además a Pep no le van. A él le gusta ganar en el campo, como hizo en el Bernabéu el pasado miércoles en un buen partido que, de nuevo, le ganó al portugués. Por otra parte, lo de Pepe está clarísimo. Lo ha visto medio mundo. No creo que al madridismo, al menos al que yo conozco, le haya parecido bien. Es de vergüena ajena.
La Rosaleda fue de nuevo un campo favorable. Son ya cuatro las victorias consecutivas a domicilio. A destacar el «hat-trick» de Messi, que suma ya 22 goles, y es su mejor primera vuelta con el Barça. Valdés estuvo inmenso, con tres paradas consecutivas a Isco. Sin él, posiblemente, otro hubiera sido el resultado. El resto, buen partido del Fútbol Club Barcelona, especialmente teniendo en cuenta que se jugó sin Puyol, Cesc y Xavi, a los que Guardiola dio merecido descanso. Al final, satisfacción azulgrana en una Liga que, como es habitual, ganará el que menos falle. De ahí que es importante la velocidad de crucero de la que hablaba. Todo está abierto.
Tengo que confesar que a mí me encantan los Barça-Madrid. No me cansan, como algunos dicen. Y el próximo, este miércoles, tendrá toda la emoción entre los dos mejores equipos del mundo.