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La SGAE se deshace de Teddy Bautista
En medio del escándalo, la Junta directiva decidió buscar una salida para el máximo responsable de la entidad y le pidió que no se volviera a presentar para presidir el Consejo.
Teddy Bautista acudió ayer a trabajar como cualquier otro día a la sede de la SGAE, la última vez que lo había hecho, el pasado viernes, salió en un coche de la Guardia Civil. Aseguran que por la mañana mantuvo su agenda de reuniones y que dedicó un rato a ver los cuatrocientos mensajes de solidaridad que le habían llegado. A lo largo de todo el día, algunos miembros de la junta directiva constituyeron en un comité de gestión de crisis que mantuvo distintos contactos presenciales y telefónicos, hasta que se llegó a la decisión unánime de prescindir de Bautista como futuro presidente del consejo de dirección, que se elegirá el próximo 12 de junio. La resolución fue unánime, incluso los miembros más beligerantes como Caco Senante o Víctor Manuel acabaron convenciéndose de que era la mejor decisión de las posibles.
Sin resistencia
Por la tarde se produjo la reunión definitiva en la que los más cercanos a Bautista, con mucho tiento, verbalizaron la decisión de la junta. El máximo responsable de la entidad desde 1983 no opuso resistencia, pero, en principio, se ofreció a plantar cara a las adversas circunstancias y su disponibilidad para seguir al frente de la entidad. ¿Qué ocurrirá a partir de ahora? Según el guión previsto, el día 12 se producirá la primera reunión de los directivos electos. Lejos de ser una reunión de puro trámite como estaba prevista el día de las elecciones resultará una jornada fundamental, pues se debe elegir un nuevo director general, que, a su vez, designará a los miembros del Consejo de Dirección, entre ellos el nuevo presidente ejecutivo de la entidad, que, desde 1995 no está sujeto a elección directa de los socios, sino a designación indirecta por parte de la junta directiva.
La opinión generalizada en la cúpula de la sociedad es que el sucesor de Bautista sea un hombre de perfil más bien técnico, por eso se manejan los nombres de dos pesos pesados en la estructura, pero que han mostrado cierta voluntad de renovación. Aun así, también ha recordado que los estatutos de la sociedad plantean la posibilidad de recurrir a una persona ajena del organigrama con suficientes conocimientos técnicos como para pilotar la nave en momentos tan críticos como estos. La tensión ha sido fuerte para los acólitos de Teddy estos días, pero también entre los socios anónimos que tenían dudas de que el funcionamiento de la entidad se estuviera desarrollando estos días con normalidad.
En una jornada repleta de reacciones a la imputación, la tarde anterior, de Teddy Bautista, una de las primeras fue la del cantante Víctor Manuel, miembro de la candidatura vencedora en las pasadas elecciones a la junta directiva, la «oficialista» vinculada a la renovación de Bautista como presidente ejecutivo. A media tarde, en la emisora RNE, se despachó contra la operación: «La SGAE no es muy querida, y Teddy Bautista especialmente, y es evidente que tiene que haber una mano negra y alguien que ha sacado papeles de donde no debía o que ha puesto denuncias falsas. Hay un abogado catalán que dice que hemos perdido 400 euros por el camino; pues alguien debería detener a este imbécil».
Curiosamente, y a pesar de que el secretario general de la SGAE, Francisco Galindo, explicaba que, de momento, «no se está planeando la sustitución de Teddy Bautista por nadie», en la SER, Víctor Manuel, de nuevo, aseguraba esta vez que a Bautista «no le interesa presidir la SGAE en medio de este proceso judicial, por lógica». Aunque con matices: «Teddy es un hombre muy juicioso e imprescindible y el que más conoce y el que más sabe de la sociedad». Y añadía: «Yo creo que él será el que va a decidir que no se va a presentar a su reelección». Quizá se sepa hoy: la junta directiva entrante y la saliente han convocado una rueda de prensa por la mañana. Otras reacciones del día fueron las del músico Luis Cobo, que aseguró en Onda Cero que las imputaciones tienen fundamentos verosímiles – «aquí hay chicha, como se suele decir; hay indicios y hay hechos»– y la del presidente de la Asociación de Autores de Teatro, Juan Antonio Hormigón, que pidió «más claridad» en la institución.
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