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El viejo y el nuevo PSOE

La Razón
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Después de escuchar a Rubalcaba en el debate de investidura de Rajoy fue evidente, para muchos socialistas, que quedaba mucho PSOE por hacer. El congreso está a la vuelta de la esquina y la tregua tocaba a su fin. Todas las miradas se centraron en los posibles candidatos.
Por la mañana, Elena Valenciano, directora de campaña de Rubalcaba, daba el primer paso. Alfredo era el futuro, único mensaje. No había más. Ungirlo como líder era una cuestión de fe. La autocomplacencia, su eje argumental. La autocrítica, al cajón. Por la tarde, un colectivo, un equipo, se sumaba al debate. Entre ellos, Carme Chacón. Sin embargo, la iniciativa va más allá de su persona y plantea un debate abierto sobre proyecto y sobre ideas. El documento «Mucho PSOE por hacer» se pregunta abiertamente «en qué y por qué nos equivocamos», porque consideran que para hacer un nuevo PSOE primero hay que hacer un diagnóstico del fracaso. El manifiesto abre las puertas de par en par al debate congresual desde el reconociendo errores políticos y estratégicos hasta la denuncia de prácticas poco democráticas –como el aborto de las primarias– pasando por un llamamiento a la reflexión sobre las causas que han llevado al PSOE a su aislamiento social, negando que la crisis sea la única causa de la debacle.
Rubalcaba y Chacón han hecho sus primeros movimientos. El primero sigue encerrado en sí mismo. Su discurso era igual al de las elecciones. No ha estado a la altura. Y lo sabe. La segunda ha sido valiente y ha abierto la Caja de Pandora. Sabe que es la única manera de salir del bucle. Sabe que el debate no es de personas sino entre el viejo y el nuevo PSOE. Todo un acierto.