Caracas
ETA usa de «base» un restaurante de Venezuela para entrenar a los pistoleros
ETA entrena a sus militantes en el estado de Falcón de Venezuela, próximo a Colombia, donde pistoleros de la banda narcoterrorista de las FARC también reciben adiestramiento de instructores etarras.
Las investigaciones realizadas por la Guardia Civil, tras la detención en Zarauz, Guipúzcoa, de Itxaso Urtiaga, y su novio, Iraitz Guesalaga, en Ciboure, Francia, han permitido saber que la población turística de Chichiriviche, junto al Parque Nacional de Morrocoy, se ha convertido en el punto de encuentro para organizar los cursillos que incluyen armas, explosivos y sistemas informáticos de encriptación.
La elección de Morrocoy, de donde parten las barcas con las que se visita el citado Parque, no es casual. Desde los noventa, ETA cuenta con una «base» enclavada en el restaurante «La Txalupa», al frente del cual estuvo, hasta su regreso a Francia, Enrique Pagoaga Gallastegui, «Peixotin»; ahora regentada por otro etarra, apellidado Urruti. En sus manifestaciones a la Guardia Civil, Urtiaga, a la que el juez puso ayer en libertad con medidas de control, señaló que en el viaje que, en 2008, realizó a Venezuela con su novio, estuvieron en Chichiriviche, tras entrevistarse con el responsable de ETA en Venezuela, Arturo Cubillas Fontán.
Desde Caracas se desplazaron en autobús hasta la localidad turística, donde Guesalaga se ausentó varios días ya que, según le dijo, iba a «desplazarse al interior, a zonas selváticas. Le acompañé a una parada y cogió un autobús», pero no permitió que le acompañara.
Urtiaga señaló que, cuando se saludaron su novio y Cubillas, actuaban como viejos conocidos (Gueselaga había estado el año anterior en Venezuela) y que les habló de asuntos políticos y de la «situación de Euskal Herria». Llama la atención que un empleado del Gobierno venezolano, como es Cubillas, se dedique a recibir a etarras o colaboradores de la banda y aproveche la impunidad con la que se mueve para aleccionarles contra España y a favor de ETA. Asimismo, reveló que su novio huyó a Francia al sentirse vigilado por las Fuerzas de Seguridad, prueba de que no tenía la conciencia tranquila y temía ser detenido. De momento, la Justicia francesa le envió ayer a la cárcel a la espera de que se decida su entrega a España para que responda en nuestro país de las imputaciones que existen contra él. Urtiaga explicó a la Guardia Civil que su novio no se atrevía a volver a España por temor a ser detenido. En su domicilio fueron hallados los billetes y las tarjetas de embarque de los vuelos París-Caracas y regreso, realizados con la compañía Air France.
Para llegar a la capital gala y volver a la frontera española usaron el tren de alta velocidad, desde la estación y con destino a Hendaya. Antes de la detención de Gueselaga, las Fuerzas de Seguridad sabían de la existencia de un nuevo técnico informático ya que, tras desarticular varios «comandos», se observó que los archivos de texto estaban «escondidos» detrás de fotos y otro tipo de imágenes.
El subaparato «informático» de ETA tiene una gran importancia dentro de la estrategia «político-militar», en especial en estos momentos en los que escenifican su enésima tregua-trampa para colar las candidaturas de su brazo político en las elecciones. La encriptación de las comunicaciones, en las que se transmite la verdad de lo que ocurre en el seno de la banda y no la pantomima que están vendiendo de cara al exterior, resulta fundamental para que los pistoleros puedan estar preparados para seguir con sus actividades criminales.
Libre la novia del informático
El juez Fernando Grande-Marlaska dejó ayer en libertad a la detenida el martes en Zarauz (Guipúzcoa), Itxaso Urtiaga, novia de Iraitz Guesalaga, responsable de informática de ETA arrestado en Francia ese mismo día. En el auto, el magistrado de la Audiencia Nacional le impone, no obstante, la obligación de comparecer cada 15 días en el juzgado y de comunicar el cambio de domicilio, además de prohibirle salir de España.Según el auto, Urtiaga acompañó a su compañero en, al menos, uno de sus viajes a Venezuela, que duró un mes, y en el que se reunieron con Arturo Cubillas.
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