Hamburgo

El análisis Palos de ciego en Alemania

No estamos ante un problema originado por una hortaliza en concreto. Nos hallamos ante una crisis en la cadena alimentaria alemana. Desgraciadamente, las informaciones divulgadas por este país han creado un perjuicio que no ha hecho más que comenzar.

La Razón
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Y mientras, la imagen de las hortalizas españolas en el exterior ha quedado destrozada. La recuperación será muy difícil.

¿Echar la culpa a España ha sido una estrategia comercial o una torpeza de Alemania?
–Los alemanes tienen ahora un problema de contaminación de su cadena alimentaria por la bacteria E. coli y no saben en qué productos está esa contaminación. La atleta española que contrajo la bacteria en Hamburgo afirmó que no había comido pepino. Sin entrar en guerras comerciales, las autoridades alemanas han dado palos de ciego, porque no saben dónde se produjo la contaminación. Además, su actuación ha sido imprudente, acusando sin pruebas concluyentes. Se han saltado todos los puntos del protocolo de la UE, como hablar primero con Bruselas para que, a su vez, ponga en marcha el mecanismo de comunicación con los países miembros.

¿Qué pasos han de darse para rehabilitar la imagen de las hortalizas españolas en el exterior?
–El perjuicio acaba de comenzar. La imagen de las hortalizas ha quedado destrozada. Para rehabilitarla, se necesita que los alemanes encuentren el foco de la contaminación y que los resultados de los análisis de los laboratorios españoles aclaren que no hay contaminación en origen. Pero el daño ya está hecho.

¿Qué otros casos puede recordar de acusaciones infundadas?
–Tan grave, ninguno. Pero en los últimos años, en países como Reino Unido, Francia o Alemania, se han denunciado a través de los medios de comunicación algunas prácticas del sector español: abusos sobre los trabajadores inmigrantes o uso de pesticidas e insecticidas prohibidos.