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La defensa desmonta a un testigo que acusa a Camps de no pagar

El abogado de Francisco Camps, Javier Boix
El abogado de Francisco Camps, Javier Boixlarazon

VALENCIA- El abogado del ex presidente de la Generalitat, Francisco Camps, Javier Boix, consiguió restar credibilidad al primer testigo que ha declarado sin subterfugios que Álvaro Pérez, «El Bigotes» tenía una cuenta abierta en Milano «con trajes para Camps, Ricardo Costa, Rafael Betoret y Víctor Campos» y que luego «pagaba Pablo Crespo».

Hacía estas declaraciones Víctor Sanfelipe, el que fue segundo encargado de la tienda de Milano y que ascendió a encargado al marcharse con José Tomás, «El Sastre», a la tienda de Forever Young.

Después de estar más de dos horas contestando a las preguntas de la acusación, había incurrido en demasiadas contradicciones para que la defensa no aprovechase la ocasión. Sanfelipe incidió en que Camps solicitaba que se quitasen las etiquetas a los trajes. Detalle que no tendría la mayor importancia si no hubiese sido porque, tras hacer esta afirmación, la esposa de Camps abandonó la sala y regresó con una bolsa. Boix solicitó incorporar como prueba el traje con etiqueta de «Forever Young», pero tras las protestas del Ministerio Fiscal y de la acusación particular el magistrado Climent no la admitió.

La fiscal también mostró hojas de encargo con el nombre de Francisco Camps y de Ricardo Costa. Sin embargo, en las del primero no había medidas. Sanfelipe dijo que sería porque ya las tendría, aunque más tarde reconoció que Camps devolvió cuatro trajes que Tomás le vendió porque no le venían bien.

Por lo que respecta a las de Costa, en la factura aparece «elegir tela», por lo que su defensa explicó que sin tejido no hay traje.

Por la mañana declaró Elena Rodríguez, cajera de Milano, quien confirmó que realizó un inventario en el que se le atribuyen prendas por valor de 4.700 euros a Camps y 2.400 a Costa. También aparece «El Bigotes». Sin embargo, medio año más tarde, en agosto de 2006, estas cantidades se engloban bajo el concepto «Comunidad Valenciana».

Rodríguez confirmó el extraño «modus operandi» con el que el encargado de la tienda, José Tomás, ordenaba la redacción de las facturas. Explicó que se realizaban en un cuarto anexo en documentos formato «word» y admitió que, cuando se trataba de empresas que solían trabajar con la tienda, se ponía el concepto que Tomás indicaba. La numeración de las facturas era aleatorio y no quedaban almacenadas ni registradas.