Barcelona
Marjane Satrapi directora de cine: «Irán es mi madre Francia mi marido»
La realizadora de «Persépolis» vuelve con un drama con actores de carne y hueso
Cuando Nasser Ali Khan, el tío abuelo de Marjane Satrapi, descubre su querido violín roto en pedazos, decide cortar con el mundo, cerrarse en su habitación y morir a los ocho días. Ese es el punto de partida de «Pollo con ciruelas», novela gráfica que Satrapi publicó en 2006 y cuya adaptación cinematográfica presentó en la Mostra de Venecia del pasado año. Y a diferencia de «Persépolis», con actores de carne y hueso.
–Da la impresión que su protagonista sólo se siente vinculado con lo que le rodea a través de la música. ¿«Pollo con ciruelas» define su posición ante el arte?
–Ser artista es muy exigente. Hay que ser muy egoísta y muy narcisista para serlo. Llevo casada quince años y nunca he engañado a mi marido: siempre le he dicho que lo primero es mi trabajo, y que él ocupa un segundo lugar. Por eso he querido permitirme el lujo de crear un personaje antipático, que no aprende ninguna lección al final de su vida, que no se redime a través del amor a sus hijos.
–¿Piensa que, con la que está cayendo en Irán, el público esperaba de usted una película política?
–Si hay alguna declaración política que tenga sentido hacer en la actualidad, es la siguiente: amo el amor, amo la belleza, amo el arte por el arte. Eso es lo que nos puede unir más allá de nuestras diferencias religiosas o culturales. En «Pollo con ciruelas» no me interesa tanto hablar de mi país como poner en el centro del relato el factor humano. Sólo a través de él puedo acercarme a la identidad de mi pueblo.
–Desde la perspectiva del extranjero, se es consciente de la opresión de la mujer en la sociedad iraní. Pero su filme también muestra el peso de las estructuras patriarcales en el destino de un hombre…
–El mayor enemigo de la democracia en Irán no es el gobierno sino la cultura patriarcal. Si extiendes la idea de que la mujer sólo sirve para la reproducción o para enseñar las tetas, estás malgastando el potencial de la mitad de tu país.
–Sus filmes parecen catarsis. ¿Reflejan su dolor por vivir el exilio?
–Los iranís que conozco han tenido una vida extrema. Todos saben lo que es una ejecución, el exilio, el suicidio. No tengo derecho a quejarme, porque decidí alejarme de Irán hace mucho. No tengo contacto con artistas iranís porque estoy en contra del concepto de nación.
–¿Qué papel ocupa Irán en usted?
–Irán es mi madre. Una madre loca, que amas a pesar de todo. Francia es como mi marido. También lo amas, pero cualquier día puedes divorciarte de él, puedes tener un hijo con otro hombre…
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