Castilla-La Mancha
El PSOE mitiga el debate sucesorio entre los barones a un día del 2-A
Bono y Blanco repasan el pálpito de las federaciones ante el Comité Federal
El despacho del presidente del Congreso empieza a parecerse al camarote de los hermanos Marx. Primero fue Zapatero, luego Rubalcaba, después Barreda... Poco a poco todos los protagonistas directos o indirectos del lío sucesorio pasan por el «confesionario» de José Bono. Ayer pasó José Blanco, el todopoderoso número dos del PSOE, el hombre que todo lo sabe y todos los hilos mueve del socialismo y que, sin embargo, estos días ha buscado un silencio premeditado, desconcertado quizá como muchos ante lo que pueda ocurrir el próximo sábado en la calle Ferraz. Los comentarios, los silencios, las insinuaciones y los mensajes cifrados de Zapatero sobre su futuro han logrado despistar incluso a su más estrecho círculo de colaboradores.
¿La conversación entre Blanco y Bono? Se habló un poco de todo. Desde las dietas de adelgazamiento que siguen ambos dirigentes del PSOE pasando por el Comité Federal de mañana y las encuestas hasta el proceso sucesorio, claro. ¿Alguien cree que no hablaron de la sucesión de Zapatero, de cómo se ha de elegir al nuevo candidato, de los movimientos de Chacón o de los pasos de Rubalcaba? Aciertan quienes apuntan a que el que fuera presidente de Castilla-La Mancha y el ministro de Fomento dieron un repaso al pálpito socialista. Uno y otro intercambiaron información sobre la inquietud de algunos barones ante la cita de mañana en Ferraz. Y si en algo coincidieron –porque ambos han hablado con diferentes secretarios regionales– es en que diga lo que diga Zapatero ante el máximo órgano entre congresos del PSOE, habrá un cierre de filas con los tiempos y los procedimientos que esboce el presidente.
En la dirección federal comparten la misma reflexión. Y es que el secretario de Organización, Marcelino Iglesias, ha mantenido ya varias rondas de conversaciones con los líderes territoriales y en todos ha visto la misma disposición: echar el resto en la campaña electoral para el 22-M, y después ya se verá. Ciertamente, Zapatero ha logrado mitigar el debate sobre la sucesión en las horas previas al cónclave socialista sobre el que tanta expectación se generó. Era ése su deseo y su encargo directo a varios dirigentes del PSOE. Y, en efecto, ya no hay barón o dirigente federal que apueste ahora por que el presidente vaya a desvelar su futuro mañana ni voz que se levante para pedir lo contrario. Las gestiones de Iglesias han contribuido a mitigar el ruido, pero también las de José Bono, que parece encantado en su nuevo papel de «reina madre».
«Fijo en la quiniela»
Ayer, tras su encuentro con Blanco, dijo que Zapatero es «fijo en la quiniela» y que será él «quién marque y decida cómo ha de ser la política futura del PSOE». No en vano recordó el «poder y el respeto» que tiene el actual secretario general en el PSOE y que probablemente «ningún otro ha tenido nunca». Dijo más: «Ningún escribidor ni ningún líder que no sea del PSOE» escribirá el guión de Zapatero. Quizá sí lo escriba el resultado del 22 de mayo porque, aunque ahora se fía a después del verano el anuncio de retirada del presidente, hay quien cree que si el PSOE sufre un auténtico descalabro en las municipales y autonómicas, los tiempos que marque Zapatero habrá seguro que revisarlos. Claro que éstos son los menos, ya que la mayoría coincide en que el resultado de mayo no será tan malo como pronostican algunos.
Cábalas electorales aparte, tras el encuentro de Bono con Blanco, ayer se ironizaba en el PSOE en que sólo la ministra de Defensa falta por visitar el concurrido «confesionario» del presidente del Congreso. La verdad es que no se espera, ya que a Bono se le atribuyen ciertos movimientos en Castilla-La Mancha en favor de Rubalcaba frente a Chacón.
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