Nueva York
España capital mundial del trasplante hepático
Desde que en 1984 se realizar el primer trasplante de hígado en España, se han llevado a cabo más de 17.000. Esta cifra sitúa al país a la vanguardia internacional en este tipo de intervención, por delante incluso de Francia o Alemania que tienen una mayor trayectoria.
El «savoir faire» de los cirujanos españoles y la calidad de sus investigaciones, así como el sistema organizativo entorno a la donación y al trasplante, han sido y son reconocidos mundialmente. Por eso, no es de extrañar que Valencia sea este año el punto de encuentro del congreso médico más importante a nivel internacional de esta especialidad, situando así a España como la capital del trasplante hepático.
La sociedad internacional de Trasplante de Hígado (ILTS) –de la que es presidente electo el jefe del servicio de Cirugía General y Digestiva del hospital Clínic de Barcelona, Juan Carlos García-Valdecasas–, junto a la sociedad europea de Trasplante de Hígado e Intestino (Elita) y el grupo de Cuidados Intensivos del Hígado de Europa (Licage), se darán cita del 22 al 25 de junio en la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Su objetivo: poner en común las nuevas técnicas en cirugía, debatir y consensuar las mejoras de los tratamientos postoperatorios e intercambiar experiencias sobre la gestión de las listas de espera.
Éxito de inscripciones
Entre los diferentes ítems destaca el que se centra en presentar qué iniciativas están llevando a cabo los países para aumentar las donaciones, o como mínimo mantener el número de donantes. Se trata de un tema que preocupa especialmente a las organizaciones internacionales dedicadas al trasplante de órganos ya que, actualmente y gracias a políticas eficaces de sensibilización, el número de accidentes de tráfico ha disminuido exponencialmente y con ello la cifra de donaciones.
En España, y a pesar de que el año pasado se realizaron 971 trasplantes hepáticos, seguían a las espera de un hígado 769 personas, 37 de ellas eran menores. Ante esta nueva situación, se plantean dos alternativas: la donación a corazón parado y la donación en vivo, con los nuevos retos científicos, éticos y organizativos que ello supone. Además, en este contexto, sumado a una creciente esperanza de vida y a la cronicidad de las enfermedades, se plantean nuevas incógnitas sobre la priorización en las listas de espera.
Este será, precisamente, otro de los asuntos que se debatirán en el seno del congreso. A día de hoy, los protocolos no están unificados a nivel europeo, ni siquiera entre las comunidades autónomas. Finalmente, y aunque se tratarán muchos otros temas durante el encuentro, se abordarán los avances en el tratamiento posterior al trasplante. Y es que los receptores deben medicarse de por vida y padecen un mayor riesgo de desarrollar cáncer o infecciones. Las sesiones dedicadas a los avances en el tratamiento del virus de la hepatitis C y del hepatocarcinoma tras el trasplante tendrán una especial relevancia.
Unos 1.500 expertos de todo el mundo se darán cita en Valencia. Hasta 797 «abstracts» (resúmenes científicos) se presentarán en las jornadas, una cifra que supera la alcanzada en uno de los congresos más exitosos de ILTS que tuvo lugar en Nueva York hace dos años. De éstos, 106 son españoles sólo superados por los norteamericanos que suman 117.
En vivo y a corazón parado, el futuro
Según datos de la Organización Nacional de Trasplantes, «en los últimos cinco años los donantes procedentes de accidentes de tráfico se han reducido a la tercera parte, al pasar de 249 a un total de 85 en 2010». Lo que por un lado es una buena noticia –descienden las víctimas en las carreteras españolas–, no lo es tanto para la red de donación y trasplante de órganos. A ello, se añade una mayor supervivencia de la población por lo que, desde hace varios años, los expertos trabajan en alternativas para evitar que las listas se amplíen.
La donación en vivo supone que una persona, normalmente un familiar consanguíneo, «regala» una parte de su hígado al receptor. La intervención no está exenta de riesgos y los científicos siguen trabajando en mejorar los resultados, tanto del trasplante como de la calidad de vida del donante. La donación «a corazón parado» implica una gran coordinación entre los equipos de emergencia y los hospitales. Se da cuando la reanimación no surge efecto tras un paro cardiorrespiratorio.
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