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Las rebajas desatan la locura con ofertas «desiguales»

Regalan ropa a los cien primeros en llegar desnudos

Las rebajas desatan la locura con ofertas «desiguales»
Las rebajas desatan la locura con ofertas «desiguales»larazon

Sevilla- Ayer comenzó oficialmente el periodo de rebajas de invierno. Una época en la que los comerciantes agudizan el ingenio para atraer a unos clientes cada vez más reacios al consumo a causa de la crisis. La mayoría expone sus productos con sustanciosas rebajas de precios, animados ahora tras unos meses de otoño en los que no se cumplieron las expectativas, según confirma la federación de comerciantes Aprocom.
Carteles anunciando rebajas del 30 y hasta del 50 por ciento son habituales en las calles del centro y en las grandes superficies comerciales. También regalos e incluso las clásicas ofertas 2x1 que martillean a unos consumidores que esperan saciar su apetito una vez pasadas las Navidades más austeras que se conocen.
En tiempos de apreturas hay que echar mano de la imaginación y los responsables de la firma de ropa Desigual no se han quedado atrás. Ayer, las cien primeras personas que entraron en la tienda de la calle Sierpes en ropa interior pudieron escoger dos prendas totalmente gratis. Un premio a la valentía y la perseverancia, dadas las bajas temperaturas que se registraron a primera hora de la mañana tras una noche gélida.
La iniciativa tuvo un indudable efecto mediático, ya que decenas de periodistas inmortalizaron el peculiar momento. Pero, además, se convirtió en todo un acontecimiento en la noche sevillana.
A primeras horas de la tarde del viernes empezaron a concentrarse a las puertas del establecimiento los primeros aspirantes. Algunos instalaron tiendas de campaña junto a los escaparates y, la mayoría, se abrigaron con sacos de dormir e incluso cartones que recogieron de los contenedores más cercanos. La fila la componían, fundamentalmente, sevillanos de la capital y la provincia, aunque también había jóvenes de Lugo o Madrid.
Uno de ellos empezó a organizar la fila: cada participante era marcado con un número y se pasaba lista cada hora. A partir de las doce de la noche, los números se cantaban cada dos horas. La animación fue constante durante la noche, aunque a altas horas de la madrugada el cansancio ya era visible en los rostros. Algunos abandonaron la fila, quizás pensando que tanto sufrimiento no merecía la pena.
A las 8:00 horas se desató el nerviosismo. Un grupo musical animó la recta final y los responsables de la tienda repartieron chocolate caliente. Minutos antes de las 9:00, ropa fuera y Sierpes se llenó de calzoncillos, bragas y sujetadores. Histeria colectiva. Sería el frío o lo insólito del momento. El caso es que muchos comenzaron a saltar, cantar, bailar e incluso a besarse.
Las puertas se abrieron y las estanterías temblaron. Los familiares, por fuera, iban dando el visto bueno a las elecciones. Doce horas de espera por dos prendas. ¿Merecía la pena?