Barcelona

Donar un riñón y volver a casa sin cicatrices visibles

El Hospital Clínic aplica una técnica pionera en 37 extracciones del órgano por el ombligo y la vagina

La Razón
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Barcelona- «Un paracetamol, un yogur y para casa, no sé si será por lo recortes...». Así, bromeó ayer, en el Hospital Clínic de Barcelona, Concepción, de 69 años, que el pasado 5 de abril regaló un riñón a su marido, enfermo desde los 32 años, siendo una de las primeras donantes del mundo en beneficiarse de una técnica quirúrgica pionera. El equipo médico, liderado por el jefe de Urología del centro, el doctor Antonio Alcaraz, dio a conocer ayer los resultados de este tipo de intervención mínimamente invasiva y que se realiza a través de la vagina en mujeres y del ombligo en hombres.
«Debemos tener presente que el donante vivo no es un paciente, sino una persona sana por lo que el margen de error es cero», señaló Alcaraz. Por este motivo, y aunque los profesionales del Clínic fueron los ideólogos de la nefrectomía transvaginal, lo que les permitió hace cuatro años extraer por primera vez un riñón con cáncer por la vagina, la técnica no se ha aplicado en donantes vivos hasta hace dos años. El objetivo es minimizar las incisiones para que las cicatrices sean pocas y nada visibles y que la recuperación de los donantes sea mejor y más rápida.
En el caso de las mujeres –ya han donado bajo esta técnica 32–, se accede al riñón por dos vías de entrada: la vagina, con un corte de cinco centímetros en la zona posterior, y el abdomen, con dos pequeñas incisiones de 5 y 10 milímetros. La extracción del riñón, embolsado dentro del cuerpo, se realiza por la vagina. Y no, «no hay cambios en la función sexual de la mujer», dijo Alcaraz.

Aumento de donaciones
En los hombres –cinco donantes se han beneficiado de esta cirugía–, todo se lleva a cabo por un sólo puerto, el ombligo. La técnica se denomina nefrectomía transumbilical, fue creada en EE UU, y tiene el mismo principio básico que la transvaginal. Al riñón se accede por el ombligo y se extrae, una en vez embolsado, por el mismo orificio. La cicatriz, en forma de media luna, no supera los cuatro centímetros. En máximo dos días, los donantes pueden volver a sus casas con unas secuelas y un medicación mínimas. En cuanto al riñón donado, la cirugía permite que, en el caso de las mujeres, el órgano no esté más de cinco minutos sin irrigación sanguínea, mientras que en el caso de los hombres el lapso de tiempo se reduce a dos minutos.
Con todo, la donación se vuelve más segura y «cómoda» y por ello los expertos consideran que este avance puede ayudar a mejorar los índices de donación en vivo. Algo que no es baladí, porque, como señalan la Organización Nacional de Trasplantes y su homóloga catalana, las donaciones de cadáver bajan año tras año por la mejora de la calidad de vida y el descenso de los accidentes. Pero, extrapolar esta técnica a la extracción de otros órganos «aún no es razonable», señaló Alcaraz.