Cataluña

El lío está servido

La Razón
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Iba a suceder. La aprobación de algunos artículos en los Estatutos de Cataluña y Andalucía tenía que provocar una nueva reforma del Estatuto de la Comunidad Valenciana y obligar a Esperanza Aguirre a acometer un cambio del Estatuto de la Comunidad de Madrid. Lo escribí en esta periferia en 2007. El tiempo ha venido a darme la razón. El Gobierno valenciano ya ha anunciado su intención de modificar el recién estrenado Estatuto. ¿Por qué? Sencillamente porque Cataluña y Andalucía abrieron la vía de una clara injusticia al aprobar que las inversiones del Estado en infraestructuras durante siete años se harían en función de la participación de esa región en el PIB del Estado. Andalucía lo copió , pero en proporción a la población. Como la primera es la que más aporta al PIB y la segunda la que más población tiene, recibirán más inversiones que las demás. ¿Problema? Además de que el resto de Comunidades se devanará los sesos para encontrar el capítulo que más le convenga –extensión territorial, densidad ...–, la cuestión irreparable se centra en que será necesario inventar el dinero. La suma del PIB, población y demás sobrepasará de sobra el cien por cien. Es como reunir manzanas, peras y melocotones y pretender que el resultado de la suma sean melones. De paso, el socialismo de ZP ha dinamitado el principio de solidaridad. Bien es verdad que en Andalucía el PP de Arenas y Rajoy se sumó al dislate. ¿En base a qué van a negar a Camps esa aspiración cuando por el sistema de población la autonomía recibiría 600 millones de euros más al año? Hay diferencias entre autonomías que se justificaban en 1978 para llegar a un consenso constitucional y que, hoy, no tienen sentido. Así es la vida.