Sevilla

Y circo mucho circo

La Razón
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Arrimarse al fútbol es rentable para un político, sobre todo en una provincia con dos clubes de Primera y con el mayor índice de abonado por habitante del país. No hay administración en España cuyo gestor no pague el impuesto revolucionario que se le pida con tal de que lo inviten a la foto en el palco en los días señalaítos. Los clubes andaluces conforman una industria ruinosa que sólo pervive gracias a los favores institucionales y el Ayuntamiento, por encima de la cacareada austeridad, no será menos. En 2002, Sevilla y Betis vieron condonados trienios de deuda en tasas municipales gracias a un trofeo de la Señorita Pepis organizado ad hoc en La Cartuja. Hay partidos escolares que concitan más interés que aquello. Ahora, Zoido negocia la quita de varios millones en impuestos mediante la trampa de darle algún uso al mamotreto alejandrino. O sea, que los sevillanos pagamos el capricho faraónico de una obra superflua y ahora volvemos a pagar para que nadie pueda decir que se infrautiliza. Le propongo al alcalde que exima del IBI a todos los vecinos del Casco Antiguo a cambio de montarse dos veces a la semana en el tranvía, que circula el pobrecito semivacío.