Asia

Bruselas

Holanda primer país que se va de Afganistán

Tras permanecer cuatro años en la zona, Holanda transfirió el mando en la provincia de Uruzgán (sur del país) a los efectivos estadounidenses y australianos de la ISAF -bajo mando de la OTAN- en una sencilla ceremonia, informa la agencia ANP.

Imagen del conflicto en Afganistán
Imagen del conflicto en Afganistánlarazon

El Ejército holandés puso ayer punto y final a su misión de cuatro años en Afganistán. El contingente, compuesto por 1.950 soldados, ha sido despedido en una ceremonia presidida por el máximo responsable militar sobre el terreno, el general Peter van Uhm, quien elogió a sus soldados por los esfuerzos realizados durante la misión.

«Hemos conseguido resultados tangibles de los que podemos sentirnos orgullosos», dijo en su arenga el general Van Uhm en la ceremonia de retirada, de gran carga simbólica, al convertirse los Países Bajos en el primer país de la OTAN que retira sus fuerzas. La Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad en Afganistán (ISAF) ha agradecido en un comunicado la labor de los soldados holandeses, que «han servido con dedicación y por ello se honra tanto su sacrificio como el de sus contrapartes afganos durante su estancia en la provincia».

La retirada de las fuerzas holandesas se vio acelerada por la reacción popular contra la petición emitida por la Alianza Atlántica para ampliar su misión, lo que desembocó en una crisis política que el pasado mes de febrero provocó la disolución del Gobierno de coalición. Según diferentes sondeos realizados en esas fechas en el país, un 66 por ciento de los holandeses apoyaba la retirada de las tropas de Afganistán.

El contingente holandés, no obstante, deja tras de sí técnicas pioneras en la guerra contra los talibán, como la llamada «Política 3D» –defensa, diplomacia, desarrollo– por la que se combinan las operaciones de ataque con un estrechamiento de las relaciones diplomáticas con la población local, a la que se proporciona avances médicos y mejoras de calidad de vida. Su zona de despliegue, la provincia de Uruzgán, no era de las más conflictivas del país, pese a ser fronteriza con Kandahar, feudo de los talibán.

Aun así, el balance oficial de la misión arroja 24 soldados holandeses muertos y 140 heridos. Como nota particular, destaca la muerte del hijo del propio general Van Uhm, destacado en el contingente, y que falleció en 2008 a consecuencia de la explosión de una bomba en una carretera.

Los talibán han aplaudido la retirada de las tropas holandesas a través de un portavoz, que ha expresado «el agradecimiento de todo corazón al pueblo holandés y a su Gobierno» por su decisión de abandonar el país. Se espera que Canadá retire sus fuerzas el año próximo, como lo hará Polonia en 2012. Reino Unido tiene previsto hacer regresar a su contingente militar destacado en Helmand en torno al año 2014 o 2015.

Por su parte, la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF) de la OTAN asegura que el inicio de la retirada de las tropas holandesas de su misión en la provincia sureña de Uruzgán no comprometerá la seguridad de la zona. En rueda de prensa en Kabul, el portavoz de la ISAF, Josep Blotz, afirmó que la fuerza conjunta «todavía» tiene «la postura (sic) de fuerza necesaria» y «las capacidades necesarias» para «garantizar que Uruzgán no va a ser una mancha en el mapa».

La provincia, en la que han muerto hasta ayer 58 soldados de la OTAN, debe ejercer como base de retaguardia para la anunciada ofensiva sobre Kandahar.


El «no» al islam gana puntos
Holanda continúa a la búsqueda de su próxima coalición gubernamental desde que las divergencias «afganas» entre los partidos que componían el ejecutivo del democristiano Jan Peter Balkenende motivaron su caída y la anticipación de las elecciones. El antiguo primer ministro Ruud Lubbers, se afana en lograr un acuerdo de coalición en el que ya es el tercer intento desde que se celebraron comicios anticipados, en los que el partido liberal VVD fue el vencedor. Los democristianos (CDA) y los liberales ya han declarado esta semana que están dispuestos a formar una coalición en minoría con el apoyo del partido antimusulmán PVV.

Este partido de extrema derecha respaldaría la coalición, pero no formaría parte de la misma. Liberales y democristianos se han avenido a aceptar sus divergentes puntos de vista sobre el islam, sin compartirlos.