Berlín
La parálisis de Draghi sacude los mercados
La presión alemana puede con el presidente del BCE, que sólo comprará deuda si los países piden ayuda al fondo de rescate. La bolsa cae un 5% y la prima se acerca a los 600 puntos. El eurobanco descarta financiar al fondo de rescate aunque tenga licencia bancaria. Diseñará «en semanas» medidas no convencionales para defender al euro
MADRID- Como dice la sabiduría popular, el que manda, manda. Y en Europa, la que manda es Alemania. Y bien claro volvió a quedar ayer en la tan esperada reunión mensual del BCE. Las palabras de Mario Draghi hace una semana asegurando que haría «todo lo necesario» para defender el euro, sumadas a la puerta que abrió días antes el consejero austriaco en el eurobanco para dar una licencia bancaria al futuro fondo permanente de rescate (MEDE), llevaron la euforia a los mercados. Los analistas interpretaron de las palabras de uno y otro que el BCE estaba dispuesto a reactivar su programa de compra de deuda soberana en el mercado secundario y que, además, el MEDE dispondría de todo el dinero que necesitase a un interés razonable para socorrer a países en apuros. Es decir, que estaba listo para erigir un verdadero cortafuegos para frenar de una vez por todos los ataques contra España e Italia y estabilizar la eurozona.
Todo este castillo de naipes se vino abajo ayer de un plumazo gracias, en buena medida, a la presión de Alemania. Representantes del Gobierno de Angela Merkel y de su banco central, el Bundesbank, se encargaron de recordar el martes y el miércoles que la función del BCE es controlar la inflación y que el MEDE no debe endeudarse más allá de lo razonable. Y el BCE, aunque gusta de alardear de su presunta independencia, volvió a plegarse a los designios de Berlín. Su parálisis provocó el segundo mayor batacazo bursátil del año y llevó la prima de riesgo otra vez al entorno de los 600 puntos básicos.
Para empezar, Draghi descartó reanudar el programa de compra de bonos soberanos en el mercado secundario para aliviar los costes de financiación de España e Italia. Sólo se planteará intervenir si un país solicita ayuda a los fondos de rescate. Y tampoco es seguro que si uno de estos países pide al FEEF que compre su deuda el BCE haga lo propio. Draghi reconoció que Jens Weidmann, el presidente del banco central alemán, expresó sus reparos a esta opción, lo que equivale casi a decir que la opción contará con una dura y frontal oposición difícil, si no imposible, de sortear, aunque Bruselas fiscalice las cuentas del estado en apuros. La posibilidad de acudir al fondo temporal ahora vigente (FEEF) no es nueva, pues ya estaba vigente, e implica que el país que lo solicite debe someterse a la disciplina de la UE.
Al lanzar este mensaje, Draghi carga sobre España e Italia toda la responsabilidad sobre una posible solución a corto plazo de los problemas que las acechan y las pone en la senda del rescate. Porque el BCE no se plantea actuar de modo inmediato. Draghi se limitó a asegurar que el eurobanco podría considerar poner en marcha «medidas de política monetaria no convencionales» en caso de que sea necesario, pero que no será hasta dentro de «unas semanas» cuando se diseñará su aplicación, si bien no es descartable que estas medidas no sean otra cosa que la citada compra de bonos soberanos.
El presidente del BCE también desactivó la otra gran posibilidad que se había planteado para estabilizar la eurozona, la ficha bancaria para el fondo de rescate permanente. Es cierto que la decisión de otorgarle la posibilidad de operar como un banco es potestad de los estados. Pero aunque lo lograse, no le serviría para financiarse a través del BCE. «El diseño actual del MEDE no le permite ser reconocido como contraparte apta», declaró Draghi para cerrar la opción. Los analistas habían especulado tras las palabras en este sentido del consejero austriaco del BCE con la posibilidad de que, con la licencia bancaria, el fondo podría obtener toda la liquidez que precisase del eurobanco para asistir a países en apuros a través de la compra de deuda soberana. Su intervención habría recortado de forma drástica los intereses que pagan los estados en apuros. Pero la opción, de momento, se ha esfumado.
Sólo el anuncio de que los tipos de interés se mantienen en el 0,75% se ajustó al guión esperado aunque algunos analistas esperasen otra rebaja de un cuarto de punto que empieza casi a darse por seguro para septiembre.
La decepción de los mercados tras la intervención de Draghi fue igual de colosal que las expectativas que generaron sus palabras de hace una semana en Londres. La mañana discurrió tranquila, entre noticias positivas como la nueva emisión de deuda a largo plazo española o los datos del paro. Pero a eso de las dos y media de la tarde, cuando Draghi empezó a hablar, la cosa se empezó a torcer. Al final de la sesión, el Ibex 35 se dejó un 5,16%, la segunda mayor caída del año, una tónica que se repitió en toda Europa. Milán cedió un 4,64%, París un 2,68%, Fráncfort un 2,2% y Londres un 0,88%. El euro cayó con fuerza, hasta los 1,2138 dólares.
La prima de riesgo también sufrió. El bono español a diez años rebasó de nuevo la barrera del 7% y elevó el riesgo país hasta el entorno de los 600 puntos básicos tras una escalada de 46 en otra movida sesión.
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