Patrimonio
«Skate» sobre el escenario
La Policía que vigila la plaza de Colón sólo puede multarles cuando estropean el mobiliario urbano
MADRID- Monopatines y «skaters» conviven desde hace años con los madrileños en la plaza de Colón. El suelo liso de la plaza coronada con una bandera de España de grandes dimensiones facilita a los aficionados al patinaje la ejecución de «ollies», «flips» o «flatlands», entre otros trucos que realizan los aficionados a esta actividad. Bajo sus ruedas desarrolla su actividad cultural el Teatro Fernán Gómez pero la convivencia de deporte y arte dramático a veces es complicada según denuncian algunos asistentes a las representaciones que tienen lugar en esta sala. Al parecer, sobre todo cuando el recinto está ocupado por grupos de teatro, el ruido de las ruedas de los monopatines se cuela a través del techo del antiguo Centro Cultural de la Villa.Estos días la sala Girau de este centro de arte acoge las representaciones de la zarzuela «El barbero de Sevilla». La función comienza a las 8 y es precisamente a esa hora, cuando el calor deja de apretar sobre esta plaza que apenas tiene árboles, cuando se congrega en Colón un mayor número de patinadores. Aunque la denuncia es evidente, muchos patinadores aseguraron desconocer las molestias que provocan en el Fernán Gómez. «Se notan vibraciones durante la representación, especialmente en algunas salas», explicó una portavoz del teatro. El centro, bajo la superficie de la plaza, está insonorizado pero, a pesar de esto, los saltos de los «skaters» interrumpen en ocasiones a los actores durante la función.
300 euros de multaLa solución no es tan sencilla aseguran desde el Ayuntamiento de Madrid. Los agentes de la Policía Municipal podrían multar a estos patinadores (las sanciones en el caso de que estén rompiendo mobiliario urbano pueden alcanzar los 300 euros), sin embargo, lo más normal, según explican desde el área de Movilidad y Seguridad, es que la policía aperciba a los «skaters» cuando reciben denuncias de los vecinos o el propio centro cultural. Se trata más, aseguran, de «una tarea preventiva».A los problemas de los asistentes al teatro se suman los de otros residentes de esta céntrica zona de Madrid ya que los patinadores –para que sus trucos salgan mejor y evitar que se rallen sus monopatines– impregnan con cera algunas zonas destinadas a que los ciudadanos se sienten.
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