Comunidad de Madrid
El toreo como una de las bellas artes
La Fiesta, manifestación de hondo calado cultural, queda reconocida bajo la tutela del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y amparada ya en una de sus direcciones generales
El toreo. La tauromaquia. Expresión artística. Ritual sagrado que será gobernado desde la Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales y de Archivos y Bibliotecas, según se publicó en el Boletín Oficial del Estado. De esta manera acaba el viaje que logró el traspaso del Ministerio del Interior a Cultura a finales del mes de julio del año pasado. Una iniciativa que nos permitió ver a las figuras del toreo, ya agrupadas y conocidas como G10, sumergidas en los ministerios para consolidar el cambio en la estructura. Primero reunidos con González-Sinde, después con Alfredo Pérez Rubalcaba. Una reivindicación íntima del espíritu del toreo y su profundo calado emocional y artístico que fue reconocido a mitad de temporada. Con el nuevo cambio de Gobierno, y José Ignacio Wert a cargo de la cartera de Educación, Cultura y Deporte, la Fiesta de los toros encuentra una estructura sólida en la que, entre otras muchas funciones, se evalúa la formación de Bienes de Interés Cultural. Bajo la custodia de la Dirección General de Bellas Artes se permitirá una política más efectiva en las competencias que fueron transferidas a Cultura el año pasado. Entre ellas está la responsabilidad del Registro Taurino y, según ha podido saber este medio de fuentes del Ministerio, «emprender actuaciones destinadas al fomento y protección de la Tauromaquia y la extensión de las ayudas de promoción cultural». Una de las prioridades que se llevarán a cabo será la mayor coordinación entre las comunidades autónomas, así como la redacción de un reglamento básico y común, que unifique la esencia del toreo. Fue en el otoño de 2010 cuando las figuras del toreo, entre las que estaban El Juli, José María Manzanares, Alejandro Talavante, Morante de la Puebla, El Cid, Miguel Ángel Perera y Enrique Ponce, se unieron en el ya denominado G10 con el fin de lograr lo que creían lícito para su profesión. Meses después se consolida el reto. «Estamos muy satisfechos, porque hemos logrado lo que teníamos en mente desde hace mucho tiempo», apunta José María Manzanares, uno de los promotores de la iniciativa. «El toreo es capaz de transmitir emociones y sentimientos en el ruedo. Miedo, felicidad, emoción, alegría, son expresiones que se dan cita durante una faena. Lo importante no es el resultado final, como en el deporte, sino el contenido: lo que el torero ha llegado a sentir y ha sido capaz de transmitir. Si se consigue que el corazón te dé un vuelco, te lleguen sentimientos y emociones... estamos hablando de arte», afirma Manzanares, que ya ha viajado a México para cumplir su temporada americana. El torero alicantino centra los aspectos positivos del cambio: «Tendremos más difusión, apoyo y credibilidad estando en ese Ministerio. La Tauromaquia debe ser contada bajo esos parámetros». Para Antonio Bonet Correa, director de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, «un arte en el que la geometría del hombre y el toro entran en comunión perfecta. El actual es como las tres unidades del teatro neoclásico y está dotado de un gran dramatismo que llega a lo sublime. Yo soy un gran aficionado a los toros, aunque de los que pocas veces van a la plaza. Cómo será esta pasión mía que descubrí que la de Madrid, la primitiva de tiempos de Goya, era redonda, obra de Sachetti, el arquitecto del Teatro Real. El mundo del toreo me interesa una barbaridad y su papel y el peso que ha tenido y tiene en la vida española y en el arte».La consolidación del toreo bajo el cobijo de Cultura ha sentado bien a los protagonistas de la Fiesta. «Es una gran noticia que sigamos avanzando en esa dirección, y más por los constantes ataques que sufre la Fiesta», afirma Álvaro Núñez, propietario de la codiciada ganadería de Núñez del Cuvillo. Medalla de OroEn ese mismo sentido incide Carlos Abella, director de asuntos taurinos de la Comunidad de Madrid, que recordó cómo desde el año 1998 y por empeño de la actual presidenta de la Comunidad de Madrid, entonces ministra de Cultura, Esperanza Aguirre, se concede cada año al toreo la Medalla de Oro de las Bellas Artes. Desde Antonio Ordóñez, pasando por el maestro de Camas Curro Romero o el último galardón, que ha ido a parar a las manos de José Miguel Arroyo «Joselito». «Ésta es la línea de trabajo para que se cree el clima que queremos y que la sociedad contemple el toreo como lo que es: un hecho cultural», puntualiza el actual gestor de los asuntos taurinos en Madrid. Mañana, Wert comparecerá ante la primera Comisión de Cultura del Congreso de esta legislatura. Jesús Prieto de Pedro es el titular de la Dirección General de Bellas Artes, desde donde se definirá la línea a seguir.
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