Sevilla
Derribo de Arteria
Aunque las primeras investigaciones del juez Ruz tenían como epicentro la presunta trama empresarial para desviar fondos creada alrededor de la SDAE (filial digital de la entidad de gestión), el proyecto faraónico de Teddy Bautista, la red internacional de teatros Arteria, se situó rápidamente en el punto de mira. De hecho, el desembolso millonario ya había sido criticado por algunos autores mucho antes de que el escándalo se instalara en el Palacio Longoria.
A la espera de conocer el contenido del sumario de la investigación y saber si la Audiencia Nacional también ha indagado en este proyecto, uno de ellos, el Auditorio Arteria Al-Andalus de Sevilla, ya está en la cuerda floja. Tras las denuncias interpuestas por su arquitecto, Santiago Fajardo, el Colegio profesional de la capital hispalense ha abierto un expediente disciplinario al que asumió la dirección de la obra tras la renuncia de Fajardo, quien se retiró al detectar presuntos desvíos de fondos no imputables a la construcción. Además, Fajardo denunció que, después de su renuncia, la SGAE puso al frente de la obra a Rafael García Diéguez, cuando, según dice, su contrato tenía una cláusula por la que ningún otro colega podría acabarla sin su expreso consentimiento.
Cambio de planes
Ahora, García Diéguez se enfrenta a un expediente disciplinario, ya que, según el Colegio profesional, los hechos denunciados pueden infringir sus estatutos sobre los deberes profesionales de los colegiados y constituir una infracción grave que puede ser sancionada con la suspensión del ejercicio profesional durante dos años. Además, el Juzgado de Instrucción número 54 de Madrid admitió a trámite a finales de agosto una querella también relacionada con la polémica construcción en Sevilla: la presentada por Fajardo contra varios miembros de la antigua dirección de la sociedad de gestión por un presunto delito contra la propiedad intelectual al dejar sus planos en manos de otro arquitecto para que finalizara la obra.
En su día, la SGAE arguyó que «está plenamente legitimada por el contrato suscrito para proceder al pleno desarrollo y ejecución del proyecto», y, además, «las obras están prácticamente concluídas, ninguna violación cabría cometer». Este periódico se ha puesto en contacto con el arquitecto expedientado, García Diéguez, quien no ha querido comentar lo sucedido.
Pero la postura de la entidad con respecto a Arteria ha cambiado radicalmente desde que Teddy Bautista y otros ocho miembros de la directiva de la entidad fueron detenidos : según personas cercanas a la cúpula actual de la SGAE, «existe un consenso claro en que se trata de un proyecto faraónico, además de que resulta poco interesante en estos momentos en los que el negocio está en internet». Por todo ello, añade, «queremos analizar caso por caso toda la red».
El futuro de cada espacio dependerá de si es propiedad de la entidad o sólo gestiona su explotación. Muchos consideran que los ya comprados tienen más posibilidades de dejar de pertenecer a la sociedad en primer lugar.
Más deuda y mala imagen
El propio José Miguel Fernández Sastrón, candidato «alternativo» en las pasadas elecciones de la entidad, ya había incluido en su programa un cambio radical con respecto a Arteria al creer que esta red de teatros suponía una altísima inversión que no resultaba en beneficios a los autores. Los últimos acontecimientos han acelerado, sin embargo, el fin de un plan de Teddy Bautista que, según denunció Fernández Sastrón, sólo ha conseguido endeudar a la sociedad de gestión y empeorar su ya deteriorada imagen.
Una gestión en entredicho
Otra de las razones por las que Arteria no era un proyecto popular entre los socios se debe a la gestión de su programación. Algunos autores denunciaron que los teatros eran copados por artistas que no encontrarían problemas para trabajar en otros, mientras ellos seguían sin espacios. Además, los que conseguían acceder tenían que pagar la promoción sin ayuda de la SGAE.
✕
Accede a tu cuenta para comentar