Londres
Dónde están mis zapatos
Gasol, al que están «ajustando los pantalones, la camisa y la chaqueta» para la inauguración, no había recibido el calzado a última hora de ayer
londres- «Yo preparo la cámara y que alguien se lo pida», dicen las chicas de balonmano, que entrarán en la sala de prensa después de Pau Gasol y planean el ataque para fotografiarse con él. Lo consiguen, lo mismo que un periodista oriental que apenas le llega al ombligo. Así será la rutina de Pau las próximas dos semanas cuando esté en la Villa Olímpica, algo más calmadas, sin embargo, que el día de ayer, el primero del equipo español de baloncesto en Londres en busca del sueño dorado. Para empezar, tuvo problemas con la acreditación. Después, los propios de la ciudad... «Llegar al aeropuerto, pasar los controles de seguridad, el largo traslado a la Villa Olímpica, intentar comer algo en un sitio en el que todavía no sabes dónde están las cosas, hacer una rápida digestión, distribuir el material... Hemos llegado tarde al entrenamiento», describe el pívot español, un veterano que disputará sus terceros Juegos. «Para mí todo es nuevo», asegura el «debutante» Scariolo, y añade: «Hay que tener un sentido de la adaptación alto».
En lo que sí será nuevo Pau, sonriente, juguetón al hacerse las fotos, será hoy en la ceremonia inaugural. Llevará la bandera. «Estoy muy ilusionado por el honor que se me ha concedido», responde a la pregunta en castellano. Después se la harían en inglés y en catalán y en esos mismos idiomas contestó lo mismo. «Todo el mundo me ha felicitado, aunque puede que alguien no lo valore tanto como lo valoro yo. Es normal», dice con naturalidad.
«Supongo que me pondré nervioso cuando nos estemos dirigiendo al estadio», reconoce. Ahora las preocupaciones son otras. Los mismos 215 centímetros que harán que la bandera se vea perfecta le hacen temer por la ropa. «Me están ajustando la camisa, la chaqueta y el pantalón», desvela. «Pero los zapatos todavía no han llegado», afirmó en la noche de ayer sobre unas chanclas enormes. Llega directo desde el entrenamiento, así ha sido su ajetreado día.
Después de la inauguración está la competición. El oro no es una obligación, pero sí una posibilidad. «Ningún equipo se pone más exigencia que nosotros mismos, a veces por encima de nuestras posibilidades, como pasó en el Mundial», opina Scariolo, que se niega a asumir la presión extra de animar a un país en crisis: «El deporte despierta sonrisas independientemente de cómo lo hagan los políticos». España quiere ir poco a poco. Primero China, el domingo. Pero en el horizonte está EE UU. «En el amistoso nos demostraron que tenemos que jugar más duro para ganarlos».
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