Getafe

No son inocuas por José Antonio VERA

No son inocuas, por José Antonio VERA
No son inocuas, por José Antonio VERAlarazon

No todo lo que ofrece la naturaleza es provechoso o bueno para el hombre. La mayoría de las plantas tienen utilidad curativa o alimenticia, pero hay también muchas que no sólo no lo son, sino que además su consumo engendra peligros. Cuestión relevante ahora que hemos conocido que dos jóvenes murieron en Getafe como consecuencia de ingerir «estramonio», un tipo de hierba que es narcótica pero letal con una simple infusión. Por desgracia vivimos un momento en el que, vía Internet, es bastante fácil conseguir sustancias psicodélicas o mezclas de drogas presuntamente alucinógenas. El problema es que se trata de un canal saturado de gente sin escrúpulo dispuesta a hacer cualquier cosa con tal de ganar dinero.


Aunque sea facilitando plantas venenosas, pese a sus potenciales efectos hipnóticos. Por eso es importante conocer siempre cuál es el potencial de cualquier planta que se consuma. Sobre todo porque hay muchas que, junto a ciertos efectos positivos en dosis mínimas, son tóxicas en otros usos. Es el caso de la belladona. Puede ser laxante y calmante, pero también narcótica y venenosa. Hay medicamentos que, de hecho, llevan extracto de belladona en dosis infinitesimales. Sobre todo en pomadas y colirios, pero como tal se trata de una planta peligrosa, en particular sus frutos, por lo que su uso debe quedar restringido únicamente a la recomendación médica. Y como la belladona casi todas las demás. De la corteza del tejo, un árbol mítico, se extrae el taxol, una sustancia con la que los científicos han elaborado un medicamento anticancerígeno. Igual que su savia, que tiene también cualidades médicas, pero no así su follaje, muy venenoso. Algo similar sucede con el muérdago, de efectos anticancerígeno en aplicaciones médicas controladas, pero también tóxico si se emplea por personas que no lo conocen debidamente.


El estramonio, de hecho, tiene aplicaciones antirreumáticas, pectorales y expectorantes, pero es temerario usarlo por su enorme toxicidad. Treinta gramos de infusión de hojas son suficientes para causar la muerte. Con dosis menores se experimentan dolores varios, vértigos, falta de energía muscular, etcétera. Como contraveneno se suele utilizar opio o, después de llamar urgentemente al médico, darle al enfermo cinco centigramos de emético con una taza de agua y aceite de ricino. Uno de los venenos más usados desde la antigüedad es la cicuta. Es una planta de olor fétido que crece en los setos, al pie de los muros y en los caminos, y que fue usada por Sócrates cuando, al ser injustamente acusado por los jueces atenienses, prefirió beber una infusión de cicuta (muerte bastante extendida entre los griegos) antes que pedir clemencia y retractarse de sus opiniones filosóficas. Total, que meterse plantas en el cuerpo así porque sí y sin saber no puede ocasionar más que inesperadas consecuencias. Sobre todo si, además, quien las vende es un camello sin formación de ningún tipo que hace todo tipo de mezclas raras con tal de ganar dinero.