España

Pollo frito y tarta de manzana

Teresa Lewis pidió este menú para su última cena antes de su ejecución por inyección letal. Es la primera mujer ejecutada en Virginia en un siglo

Teresa Lewis quería llevarse los 350.000 dólares del seguro de vida
Teresa Lewis quería llevarse los 350.000 dólares del seguro de vidalarazon

NUEVA YORK- Teresa Lewis, de 41 años, pasó ayer sus últimas horas de vida junto a su familia. Teresa Pidió pollo frito, guisantes y un postre especial de tarta de manzana. Condenada a muerte por planear los asesinatos de su marido y su hijastro, esta ciudadana de Virginia iba a ser la primera mujer en ser ejecutada en un siglo. Su muerte estaba programa para la nueve de la noche (tres de la madrugada en España) en la prisión de Greensville.
Lewis es la primera mujer en ser ejecutada por inyección letal desde 1912. Entonces, una joven afroamericana de 17 años fue condenada a la pena capital.
Este caso ha reabierto la polémica de los activistas en contra la pena de muerte. Pero poco han podido hacer después de que reconociese que en 2002 dejó la puerta del tráiler donde vivía la familia abierta para que entrasen dos hombres y matasen a su marido y su hijastro. Fue el plan de Teresa para cobrar la póliza del seguro de vida, equivalente a 350.000 dólares.
En estos casos, sólo una orden del gobernador puede impedir una ejecución. Pero el gobernador de Virginia, Bob McDonnell, ya anunció que no tenía previsto intervenir, a pesar de la polémica por el bajo coeficiente intelectual de Lewis. Pero esta circunstancia no ha sido suficiente para convencer al fiscal de que no pidiese la pena capital para la mujer.
Lewis conoció a los dos asesinos, Rodney Fuller y Matthew Shallenberg, en un supermercado Wallmart, y no tardó en empezar una aventura el segundo, que entonces tenía 22 años.
Pese a que las tres personas implicadas en este caso se declararon culpables, sólo Teresa ha sido condenada a morir por inyección letal al haber planeado los crímenes. Los otros dos hombres, que simplemente se limitaron a apretar el gatillo de las armas, han sido condenados a pasar el resto de sus días en prisión. En cambio, los defensores de la mujer argumentan que Teresa no debería morir, pues no mató a nadie.
En cambio, la familia de su marido piensa todo lo contrario. De hecho, ayer se dieron cita en la sala de ejecuciones porque querían ver cómo Teresa Lewis era ejecutada.