España
Draghi pone trabas a la compra de deuda
Advierte de que el objetivo de la entidad no es resolver los problemas financieros de los países
PARÍS- Que expíen sus pecados. Que sufran por haber despilfarrado porque, si no, volverán a hacerlo. Este ha sido el argumento que, a grandes rasgos, esgrimen desde hace tiempo países como Alemania u Holanda para justificar los duros ajustes exigidos a sus socios españoles o italianos para reducir sus abultados déficits y retomar el crecimiento y para negarles la ayuda del BCE. Si se la damos con facilidad, explican, volverán a cometer los mismos excesos del pasado.
Han pasado los meses, y tanto el Gobierno de Mariano Rajoy como el de Mario Monti han acometido durísimos ajustes para sanear sus cuentas públicas que, sin embargo, no están recibiendo el apoyo de los mercados. Tanto unos como otros están cumpliendo con su parte del trato, pero, llegados a este punto, y ante el brutal acoso de los inversores, sólo una acción decidida del BCE en forma de compra masiva de deuda de ambos países para frenar el crecimiento de sus intereses puede detener la espiral destructiva, algo que el Ejecutivo español exigió ayer de nuevo. Parece lo justo después del gran esfuerzo que han realizado ambos estados. Pero el eurobanco ni se inmuta. «Nuestro mandato no es resolver los problemas financieros de los estados, sino asegurar la estabilidad de los precios y contribuir a la estabilidad del sistema financiero con total independencia. La idea de que existe un pacto entre gobiernos y BCE es un malentendido», advirtió ayer en el diario francés «Le Monde» su presidente, Mario Draghi, en lo que debe interpretarse como otra negativa del BCE a comprar deuda de los países en apuros.
Reprimenda
Pero Draghi no se limitó, además, a rechazar las peticiones de auxilio lanzadas por el Gobierno español y la mayoría de expertos. También enmendó la plana a España. El presidente del BCE aseguró que la institución «ha advertido a España en numerosas ocasiones de que no debe permitir que el déficit actual se escape a su control» y ha alertado del «excesivo crecimiento del crédito». A los acreedores de las entidades que lo conceden les avisó de que deben ir pensando en aceptar quitas porque «los españoles ya han pagado mucho».
El mensaje de Draghi anticipa otra semana de fuertes tensiones en los mercados que Draghi, sin embargo, no cree pongan en riesgo el euro. «El euro no está en peligro», aseguró, si bien no descartó la salida de Grecia.
¿Cómo se sale entonces de este embrollo? Con más Europa, cree el italiano. Una mayor integración financiera, fiscal, económica y política que, en el caso del BCE, supondría asumir en un futuro un papel de supervisor de los sistemas bancarios nacionales, en colaboración con las autoridades de cada país.
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