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Compromiso y credibilidad

La Razón
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La credibilidad en política y en economía se conquista con la capacidad para satisfacer las expectativas y cumplir con los compromisos. Mariano Rajoy lo entendió desde el principio y por esa razón sus primeros pasos en la presidencia han provocado una reacción tan positiva. El primer Consejo de Ministros estaba llamado a consolidar ante la opinión pública la convicción de que el nuevo Ejecutivo estará a la altura. Los nombramientos de los segundos escalones del Gobierno no han decepcionado, así como tampoco los mensajes iniciales ante los medios de Soraya Sáenz de Santamaría como vicepresidenta y portavoz. El perfil de los nuevos secretarios de Estado, del jefe de Gabinete del presidente o del jefe de la Oficina Económica de Moncloa responden a la línea de solidez, experiencia y capacidad de trabajo establecida con los ministros. Merecen una mención especial los nombramientos en el área económica –Álvaro Nadal, Fernando Jiménez Latorre, Jaime García Legaz, Antonio Beteta y Jaime Catalá–, que configuran un equipo muy competente.

El presidente del Gobierno estableció en la investidura un exigente, pero imprescindible, calendario de actuaciones, que fue concretado ayer. En el próximo Consejo se aprobará un real decreto-ley de medidas urgentes en materia económica y presupuestaria, con la prórroga de los Presupuestos Generales del Estado, la subida de «todas» las pensiones en función del IPC y la tasa de reposición del sector público en cero salvo para las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y otros servicios esenciales. Además, será especialmente decisivo el acuerdo gubernamental de no disponibilidad de gasto con los recortes necesarios en las diferentes partidas presupuestarias dirigido a cumplir el compromiso de reducción del déficit. El bloqueo de las partidas señaladas refuerza la seguridad y se atiene al saludable principio de no gastar lo que no se tiene. El Ejecutivo trabaja a toda máquina y en la dirección correcta. Nada que Rajoy no avisara de antemano y la certidumbre que genera el presidente es una cualidad esencial para recuperar la confianza en nuestro país.

Además de los ajustes, la vicepresidenta ratificó la política de firmeza contra ETA y su mundo. Sáenz de Santamaría confirmó la decisión del presidente del Gobierno de no incluir a Amaiur en la ronda de contactos y avisó a la coalición proetarra de que se cumplirá la ley de partidos. Ésa es la única política posible, sin medias verdades ni atajos, y ahí es cuando la democracia siempre gana. En este punto, la apuesta de la vicepresidenta por la justicia y la verdad en los casos del «chivatazo» o del 11-M es una posición conveniente y que responde al principio de respeto a los procedimientos judiciales. Un elemento de distinción del Gobierno y de su portavoz es su decisión de no hacer «crítica ni oposición» a la oposición, una seña de calidad democrática que se echó en falta en la etapa socialista.