Estados Unidos
El peor mordisco de Apple
«Agonía y éxtasis de Steve Jobs» es un monólogo que enfoca a la parte oscura de la manzana
El cine, especialmente el documental, suele tener buenos reflejos para ejercer de espejo cóncavo o convexo de la realidad, pero el teatro, al menos el comercial, ha perdido capacidad de reacción en los últimos tiempos. No es el caso de Mike Daisey, que, al más puro estilo Michael Moore, se plantó en China para tratar de averiguar qué escondía el imperio de la manzana, en sus fábricas, a pesar de que tenga una de las reputaciones comerciales más lustrosas de todas las transnacionales del planeta.
Y ¿qué encontró?: silencio. En las factorías de Apple no hay máquinas porque sale mucho más rentable infrapagar a la mano de obra local. Volvió a Estados Unidos y lo volcó en un monólogo crítico que funciona porque se hace desde la admiración al gran genio de la empresa más «cool» del planeta: Steve Jobs. Pues son los seguidores quienes están más legimitimados para criticar al héroe, al fin y al cabo, ya que nadie conoce sus hazañas como ellos.
Con la misma velocidad, los productores españoles han adaptado el texto y han buscado un protagonista: Daniel Muriel. A pesar de los esfuerzos del actor, que evoluciona muy favorablemente durante la función, hasta un final trepidante, el montaje español no tiene el mismo impacto, pues la crítica no es directa, es decir, Muriel no estuvo, como el protagonista, en los escenarios que critica. Eso sería un detalle menor si el espectáculo no estuviera a medio camino entre la dramatización y la conferencia. A pesar de este detalle, la diatriba logra que casi todo el patio de butacas tenga cierto sentimiento de culpa al encender su iPhone una vez terminada la representación. La cuestión es si el deseo de estar conectado puede más que la mala conciencia.
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