Educación
Gracias Gregorio por Abraham Castro
Conocí a Gregorio Peces-Barba cuando yo estaba a punto de alcanzar la mayoría de edad y me prestaba a iniciar los estudios de Derecho en la recién creada Universidad Carlos III. Al volver la vista atrás veintitrés años después, ya como profesor, compruebo la importancia que ha tenido en mi desarrollo como docente y como persona la figura del profesor Peces-Barba. Quienes hemos tenido la suerte de compartir con él desde el inicio la puesta en marcha y la consolidación de la Carlos III, hemos visto en Peces-Barba una referencia ineludible en todos los ámbitos de la vida universitaria. Como docente, porque dominaba como nadie el arte de abrir la mente de sus alumnos para interesarlos en el conocimiento. Como investigador, son de imitar su constancia y excelencia. Y, como servidor público, destacaba por la eficiencia y la ética en la gestión de lo público. Peces-Barba era un académico sin igual. Vivió por y para la universidad pública, de la que fue un verdadero entusiasta. Se dedicaba a transmitir esa misma pasión por la enseñanza y la investigación a sus alumnos. Constituye por ello el mejor referente para los jóvenes investigadores y para quienes todavía estamos, como quien dice, empezando en esta aventura de la universidad.
De Peces-Barba se destacarán hoy muchas cosas. Yo quiero quedarme con su ejemplo académico, porque era la universidad lo que le ilusionaba y le colmaba. Nunca un rector amó más a una universidad. La Carlos III fue más que su gran amor. Fue su niña bonita, su gran obra, y el preciado legado que nos deja. Hoy no lo encontraremos ya por los pasillos, pero nos ha dejado su ADN grabado en cada rincón. Algunos todavía lo buscaremos por mucho tiempo en el Patio de las Promociones por cuyo claustro tanto le gustaba pasear tras la sobremesa rodeado de discípulos y compañeros. La Universidad Carlos III y quienes formamos parte de ella tendremos siempre una deuda impagable con él. Una deuda que él nunca tuvo intención de cobrar, y que sólo podremos parcialmente saldar esforzándonos para que nuestra universidad, su universidad, mantenga la excelencia a la que él la llevó. Y, con un simple, pero profundamente sentido: Gracias, Gregorio.
Abraham Castro
Catedrático de Derecho Penal de la Universidad Carlos III
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