París
Lanvin el exquisito a precio de saldo
Alber Elbaz, el diseñador que está al frente de una de las firmas más sofisticadas, se alía con H&M para lanzar una colección de lujo para todos los bolsillos
Cuando conoces a Alber Elbaz sabes ipso facto por qué es un creador de sueños. ¿El último? Que todas las féminas, sí, todas, que adoran sus geniales diseños puedan vestir uno, dos o tres. El director creativo de Lanvin, la casa de moda más antigua de Francia, ha dado su brazo a torcer al aceptar el reto que le propuso H&M hace unos meses: crear una colección para quienes «no se han podido permitir hasta ahora vivir la experiencia de lucir un Lanvin», dice. «Pensar en esto es lo que me convenció, así que me dije: ‘‘Vamos a ser generosos por una vez y a hacer algo por todas esas mujeres a las que les gusta lo que hago''. Pero no se trata de un proyecto ‘‘low cost'', sino de lujo». El día de locura general en la puerta de los 200 establecimientos de todo el planeta –tomen nota– será el 23 de noviembre, día en que los numerosos «fans» del diseñador marroquí madrugarán por hacerse con esa pequeña joya para su armario.
Dice vender emociones, por eso es imposible sonsacarle qué encontraremos en las estanterías y cuánto nos costarán hasta el 2 de noviembre. Dos imágenes distribuidas por la cadena sueca de la campaña, realizada por el fotógrafo David Sims y protagonizada por las «tops» Natasha Poly, Tatiana Cotliar, Hannelore Knuts y Jane Schmitt, desvelan que no faltarán sus piezas preferidas: minivestidos sofisticados en riguroso negro para la noche y con estampados de flores de corte asimétrico y drapeados para patearse las calles de París.
En cuanto a los colores, triunfan el negro, claro, y el rosa; y como complementos, algunos prometen ser el «must» de la temporada: los bolsos y los zapatos de leopardo. Tampoco faltarán las prendas con esos detalles que lo caracterizan, como los bordes deshilachados y los jirones. Margarita van den Bosch, consejera creativa de H&M, desvela algunos detalles para los más impacientes: «Poseerá una tradición francesa lujosa que es también moderna y juguetona».
Alber Elbaz (Casablanca, 1961) ha viajado esta semana a Madrid para recoger el Premio Telva al mejor diseñador internacional. ¿Su mérito? Las féminas más elegantes del planeta no pueden pasar sin un Lanvin en el amario. «Justo antes de viajar a España, me llamó una amiga mientras se dirigía al juzgado para tramitar su divorcio y me dijo: ‘‘sólo quería contarte que voy vestida con uno de tus diseños porque, además de sentirme guapa, voy segura y me da mucha confianza''. Esto es lo que pretendo ofrecer con mi trabajo». Algunas de esas clientas fieles adquieren sus vestidos convencidas de que son una inversión: «Pretendo que se compren uno al año, no uno para toda la vida», confirma entre risas.
Este genio de los tejidos ligeros comenzó su meteórica carrera con Geoffrey Beene, cuyos modelos eran asiduos de la alfombra roja de los Oscar. A mediados de los 90 pespunteó el pret-à-porter femenino de Yves Saint Laurent Rive Gauche, casa que dejó en 2002 para coger los bártulos de la española Cristina Ortiz en Lanvin. Cercano y bromista, cuenta que desde que comenzó ha cambiado mucho la cosa, «sobre todo desde el nacimiento de internet, porque es lo que hace accesible la moda. Antes, era un sector copado sólo por privilegiados. Ahora, sin embargo, todo el mundo puede disfrutarla en tiempo real. También la rapidez para comprar es increíble». Cuenta que odia a las personas clónicas hasta arriba de bóotox porque busca la expresividad e individualidad de cada uno. De ahí, dice, que también deteste el photoshop: «Si consigues que parezca delgado y cambiarme el color de ojos, por mí perfecto, pero, por lo general, no me gusta (risas). Me atrae la gente con arrugas, su pelo gris y el sobrepeso».
Tendencias impuestas
Al comenzar a hablar sobre las tendencias, Elbaz me pregunta cuáles sigo yo, pero no obtiene respuesta: «Pero si sois vosotras quienes las imponéis, nosotros no las creamos. Yo hago mi trabajo y sois las mujeres quienes tenéis la capacidad de elegir entre lo que yo hago y lo que hacen los demás. Me encanta esa libertad con la que jugáis». Le pido, entonces, que explique en qué consiste su trabajo: «Primero sueño ante un folio en blanco y después me pongo en vuestra piel para saber qué necesitáis. Porque, además, hoy ser mujer es muy difícil por culpa de vuestras exigencias: tenéis que ser buenas madres, excelentes hijas, trabajadoras y encima guapas y delgadas». Así, cada colección cuenta una historia. «En definitiva, los viajes que hago con la imaginación, unas veces al pasado y otras al futuro». Pero siempre con el sello Lanvin: sin despeinarse ni perder un ápice de exquisitez.
Listas para triunfar
Todas se rinden a sus pies y Elbaz tiene una explicación: «Cuando quieres mucho a alguien obtienes su amor de inmediato, ¿verdad? Pues os quiero tanto y pongo tanta emoción en todo lo que hago que también lo recibo». Katie Holmes, Cameron Diaz, Diane Kruger, Linda Evangelista (en la imagen), Carla Bruni, Rania de Jordania y Carine Roitfeld son sólo algunas de sus clientas que han contribuido a lograr otro de sus enormes triunfos: duplicar las ventas de la firma en un momento crudo de recesión internacional. «En temporada de crisis sólo adquieres aquello que realmente necesitas después de pensarlo a conciencia. Además, la gente precisa soñar y nosotros, aunque mantenemos una parte práctica, ofrecemos una elevada dosis de placer, y esto es lo que hace que la mujer adquiera un Lanvin», defiende el creador.
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