Energía eléctrica
Señales del mercado
Será cosa de insistir. Ni la propia Comisión Europea, cuando presente sus propuestas concretas sobre la reforma de la PAC y las medidas que se aplicarán a partir de 2014, ni los ministros de Agricultura de la UE, cuando debatan, primero, y negocien, después, los cambios que es necesario introducir, deben perder de vista lo que está sucediendo en los mercados mundiales de materias primas agrarias.
Si no hacen caso a estas señales, y continúan ignorando el carácter estratégico que tiene la agricultura y ganadería en su vertiente de producción de alimentos, mal irán las cosas. Y sobre todas las señales destaca una: la tendencia de fondo, independientemente de vaivenes coyunturales, es de subida de los precios de productos como los cereales, las oleaginosas (girasol, colza y soja), el azúcar, el algodón y algunas carnes.
Es algo que, en el caso de los dos primeros grupos de mercancías, comenzó en la campaña de comercialización 2007-08 y que se está repitiendo en la actual. Como suele ser habitual, este fenómeno de tónica alcista no se debe a un solo factor, sino a la confluencia de varios. Igualmente, la tendencia de fondo, en este caso desde hace bastantes más años, del precio del petróleo es también al alza. Y no se debe olvidar que las cotizaciones de los cereales y las oleaginosas están cada vez más vinculadas a las del llamado "oro negro". Por todo lo anterior, y por otra serie de razones, en la próxima reforma de la PAC hay que asegurar el componente productivo de la agricultura y la ganadería comunitarias y hay que preguntarse quién nos abastecerá de alimentos y a qué precios en caso de crisis grave.
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