Cataluña

«Los edificios producirán su propia energía e incluso la podrán vender»

El contexto energético vive días de cambio.

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BARCELONA- El precio de la energía, la dependencia, el incidente de Fukushima o la presión social a favor de energías limpias son algunos de los factores que confluyen. Cataluña, como el resto de España, todavía tiene un largo camino por delante. En el caso catalán, el plan de la energía contempla que la participación de las energías renovables en el balance de energías primarias llegue al 11 por ciento en el año 2015, buena parte eólica. La Unión Europea, por su parte, ha marcado como objetivo para 2020 que el 20 por ciento del consumo eléctrico debe proceder de energías renovables.
Así las cosas, Jordi Pascual, gerente de la consultora energética Aiguasol pone el énfasis en buscar soluciones innovadoras que reduzcan el consumo de energía. «Con la tecnología actual sería posible cambiar de paradigma incluso manteniendo el mismo nivel de consumo», explica. Aun así, «hace falta voluntad política». «Alemania, sin ir más lejos, multiplicó por diez o quince la instalación de paneles solares respecto a nosotros. Y las horas de sol son considerablemente menores», comenta.
«Los gobiernos son conscientes de que a medio largo plazo es necesario cambiar el modelo, especialmente por la deriva del petróleo y la controversia de las nucleares. Más aún cuando las reservas de uranio en el mundo están menguando de forma importante».
De hecho, la propia normativa de la UE recoge que para 2020 todos los edificios deberán ser de consumo cero o casi cero. «No sólo eso –añade Pascual–. Los edificios, además de ser autosuficientes también serán productores de energía y la volcarán en la red». O lo que es lo mismo, la venderán. Esta normativa empezará a trasponerse a los estados miembros en 2012.
En cualquier caso, lo que resulta imprescindible a juicio de Pascual es ser más eficientes. «El ahorro doméstico puede alcanzar el 40 por ciento de la factura con medidas como, por ejemplo, cambiar los cristales para aislar térmicamente». Pascual es optimista, porque, pese a las reticencias de las grandes eléctricas, «el propio mercado nos lleva hacia ahí».